• Capítulo 7 •

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—Kirishima-kun, Momo fue a donde Katsuki, ¿verdad? —preguntó la mayor

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—Kirishima-kun, Momo fue a donde Katsuki, ¿verdad? —preguntó la mayor.

El mencionado tragó duro. Habían pasado ya como 10 minutos desde que se habían alejado del comedor, en sentido contrario a donde se encontraba la casa escondida de Katsuki a unos 5 kilómetros dentro del bosque que rodeaba al palacio. Había logrado retener a la mayor y distraerla del terrible y embriagante aroma que producía el pequeño cuerpo del omega, lo cual no había sido un caso tan fácil, puesto que su terquedad era algo que le explotaba las bolas al pobre pelirrojo, terminando por salirse del gran comedor e ir tras el rubio.

—Así es, mi Lady —asintió, paseando por los jardines blancos que rodeaban el palacio.

En verdad que necesitaba que aquel clima opacara rápido el aroma y las corrientes de aire estuvieran a su favor, así quizá la alfa mayor no haya detectado el por qué de la huida tan desesperada de su Lord.

—Sólo espero que Momo no haga lo de siempre —suspiró detrás de la mujer, siguiendo el camino de ésta hacia quien sabe dónde, siendo completamente ignorado.

Era verdad que tenía los nervios de punta. No por que descubrieran a Katsuki, sino por lo que fuera a pasar con la engreída pelinegra al enterarse de que la estaban cambiando por un simple humano omega. Aquello definitivamente va a causar el temperamento explosivo y poco racional de la chica.

Tan parecido a él.

Solo esperaba que a Katsuki no se le ocurriera nada malo y la chica pudiera sobrevivir para contarlo, pues él, como mano derecha y mejor amigo del mayor, sabía de todo lo que era capaz, y en pocas palabras, el Lord de las tierras del Oeste, era de temer.

En los años que llevaba conociéndolo, poco a poco se hacía más despiadado e insensible con sus víctimas, quitando a todas las que se interpusieran en su camino o simplemente que lo cabrearan. Él lo haría si eso era lo que quería y nadie lo iba a hacer cambiar de opinión.

Por eso, todos sus cercanos sabían que ante todo debían poner el respeto sobre Katsuki, si no querían terminar explotados, obviamente, y la única persona que ignoraba eso y tentaba la muerte, era Yaoyorozu Momo. La tonta alfa Zorro.

Bueno y un poco él, pero solo para molestarle.

—¡Despierta ya, hermano! —aquel molesto grito lo sacó de sus pensamientos, seguido de un fuerte golpe en su hombro que resonó por todo el pasillo.

Miró hacia todos lados, encontrándose sólo con dos siluetas, pero ninguna de ellas correspondientes a la mujer que desde hace unos minutos venía siguiendo-guiando.

Ahora estaba por preocuparse y salir corriendo por pensar que quizá ella ya habría llegado a captar la presencia o el aroma del mocoso y que se dirigiera al lugar donde ya debería estar resguardado, de no ser porque su nariz sensible actuó antes y le indicó la ubicación de la alfa mayor.

Amor y Guerra [•KatsuDeku•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora