• Capítulo 32 •

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Dame la espalda, desenfócame 
Tómame del pelo y repíteme mi nombre 
y ámame pero sin querer 
Deja que te lleve que mañana acaba todo

Amárrame | Mon Laferte ft. Juanes

Katsuki sí que estaba furioso, pero no con el niño, ni con Kirishima, ni mucho menos con Shinsou o su prima, sino que con él mismo

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Katsuki que estaba furioso, pero no con el niño, ni con Kirishima, ni mucho menos con Shinsou o su prima, sino que con él mismo.

La herida no tan reciente de verdad que le estaba jodiendo como la puta mierda, e incluso podía jurar que sus vendajes bajo su ligera ropa que portaba en ese momento se encontraba completamente manchados en sangre, ya que si de por sí estaba tardando en cerrar gracias a la maldita energía espiritual, Katsuki no había ayudado en nada lanzando esa silla contra la maldita pared, por lo que su cólera estaba que le salía hasta por las orejas en forma de humo.

Lo peor de todo es que no se sacaba de ninguna manera al pecoso de sus pensamientos, recordando lo a cada puto segundo bajo él, todo lascivo y repitiendo el cuanto lo amaba una y otra maldita vez mientras que él lo hacía jodidamente suyo, como si ninguna otra mierda más que ellos dos importara.

Puta mierda.

Estaba sintiendo un maldito molestar en el pecho -y no era la herida- que le cabreaba porque siempre que veía una expresión feliz en el maldito rostro del mocoso se intensificaba, hasta el punto de dolerle tanto que tenía que pensar en otra maldita cosa para no terminar cogiéndolo.

Y ese no era un solo problema, sino que Shinsou le había cuestionado también acerca de los poderes espirituales que poseía el menor, a lo que no supo qué responder porque ni siquiera él se lo había cuestionado.

"Para haber podido sacar la flecha, debe haber por lo menor un pico de energía espiritual dentro de su cuerpo" fueron las palabras justas del pelilila luego de que Katsuki le ordenara que se explicara al no comprender de lo que estaba hablando, pero con eso tubo para comprendedlo todo.

O no todo.

Porque de eso vinieron muchas más dudas: ¿Su olor provenía de eso? ¿Acaso le había estado mintiendo todo el maldito tiempo para encontrarlo vulnerable y matarlo en el mejor momento?

Ni siquiera quería pensar ya, tan solo querías arrancarse todo tipo de pensamientos y concentrarse simplemente en follarlo todo lo que restaba de la mañanita, toda la tarde y la noche sin parar, para llenar su maldito culo de una vez por todas y preñarlo, por lo menos metafóricamente, porque aquello no iba a suceder jamás y agradecía por eso.

—Katsu... Kacchan —la voz del menor lo sacó de sus pensamientos, levantando la cabeza luego de estar alborotando con frustración sus cabellos, dirigiendo su mirada hacia el omega que parecía quererse hacer un ovillo en el suelo, mirándolo desde la puerta mientras él ya estaba sentado a la orilla de la cama.

Amor y Guerra [•KatsuDeku•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora