• Capítulo 13 •

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Espacio para dejar sus comentarios para decir lo mucho que me odian por lo que pasará aqui... :3

Misteriosamente la habitación se encontraba en un absoluto silencio

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Misteriosamente la habitación se encontraba en un absoluto silencio.

Después de haber trabajado durante casi toda la noche, Katsuki se encontraba completamente exhausto en su oficina, en donde ahora reinaba un absoluto silencio y solo lograba escucharse el molesto "Tic, tac" que producía aquel hermoso reloj que se encontraba en la pared frente a su escritorio.

Era molesto y comenzaba a irritarle al punto de que un tic nervioso se formó en su ojo derecho. Si alguien no lo callaba en ese momento, juraría que, aunque fuera una maldita reliquia familiar, lo haría mucho más que cenizas.

Suspiró, tratando de sacar un poco de la inquietud que desde hacía unos momentos le molestaba. No sabía de qué se trataba pero había algo en su pecho que le estaba haciendo sentir preocupado y lo había ignorado por unas dos horas.

Con aburrimiento y cansancio se levanta de su cómoda silla para dirigirse al sofá donde había lanzado su capa carmín para ponerla sobre sus hombros. Había adelantado el trabajo de una exitosa semana en la cual podría pasar en su casa y coger a gusto con el pequeño renacuajo.

Todo sin ayuda de Kirishima.

¿Se lo restregaría en su cara? Nah, bastaba con verlo trabajar en su semana de vacaciones.

Sonrió para sus adentros. Era tan gratificante verlo quejarse cuando era injusto con él. Nada mejor que eso, si se lo preguntaban.

Salió en total silencio de su oficina y cerró la puerta, notando los pasillos tenuemente iluminados por la luz de la luna que llegaba a colarse gracia a las ventanas que se encontraban en los extremos de este. Obviamente la mayoría estaría aprovechando su hora de descanso para dormir, comer o cualquier otra cosa que a Katsuki no debía interesarle.

Estaba súper aburrido. Ni siquiera él mismo estaba seguro si quería llegar y solamente tumbarse a la cama o llegar y tortugas unos momentos al menor, donde pudiera probar la sangre que emanaba de sus labios color cerezos, sentir sus cavidades húmedas y calientes recibiéndole, los arañazos en el cuerpo gracias al dolor recibido y lo más jodidamente satisfactorio como lo era la puta mierda: verlo gemir a contra de su voluntad con sus mejillas empapadas en lagrimas.

Sin pensarlo mucho se iría a la revolcarse en la mierda que era la puta segunda opción por lo malditamente placentero que se sentía y más porque la maldita rana llevaba obligándolo a abstenerse durante tres malditos días, ya casi cuatro.

Vaya... Quizá debía mejorar su lenguaje un poco.

Pensando en aquello y con su cuerpo duro, más exactamente en aquella zona, dobló la esquina de uno de los pasillos, encontrándose con una mujer de la muchedumbre que se encargaba de limpiar el palacio.

Dudó unos segundos si debía preguntarle lo que quería saber, pero fue ahí que notó que seguramente ya estaba amaneciendo. Quizá eran las cuatro de la mañana y no tan temprano como él creía. O sólo quizás la mujer no podía dormir.

Amor y Guerra [•KatsuDeku•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora