El Brindis

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  Se escucho un grito ahogado, de esos que piden atención, mejor dicho no la piden, la exigen y tras él, varios gritos que fueron acumulándose hasta transformar la calma en preocupación, la tranquilidad en incertidumbre y el orden en caos, diez segundos después ya los gritos no se escuchaban habían sido ahogados por el desorden y el alboroto, gente corría en todas direcciones, se vio una sombra saltar por una ventana entre la confusión, en un rincón de el salón un hombre quien sabe si por el susto, quien sabe si por envidia, o quien sabe si porque era parte de el plan, dejo un rastro de alcohol desde la chimenea hasta las cortinas, otro individuo cerro aparentemente sin querer la puerta que mas facilitaba el escape, y otro empujo por casualidad a el hombre que iba con la bandeja de copas, creando con ello un lugar de caídas perfecto, el desorden estaba preparado y servido.

  Entre todo esto Andrea primeramente (sin inmutarse) tomo la bolsa de dinero de su acompañante, que se encontraba asombrado y luego se dedico a buscar el motivo del desorden, cuando observo con detalle vio las manos de el representante del emperador aferradas a su propio cuello, como intentando detener lo inevitable, por otra parte los caballeros de la orden estaban rodeando a el varón, y todos comenzaban a desenvainar sus espadas y los cadetes comenzaban a llegar desde afuera.

  El hecho de que hubieran soldados de el emperador y caballeros dio pie a que no quedara claro quien tenia la autoridad en la situación.

  En medio de ese desorden Andrea vio su oportunidad y dio un golpe rápido y contundente en la sien de su compañero, que aunque era un caballero no lo esperaba y cayó desmayado.

  En ese momento sintió que su entrenamiento había sido el mejor , que tenia capacidad para vencer a cualquier guerrero del mundo, que no le temía a nada, pero que equivocada estaba y muy pronto lo descubriría.

  Volvió a observar rápidamente y los soldados trataban de auxiliar a el representante del emperador que yacía en el suelo ya aparentemente muerto, junto a él, un individuo con apariencia de mago realizaba movimientos que ella no comprendía y recitaba palabras que ella comprendía aun menos, aun así sabia debía actuar rápidamente, los revoltosos en el salón estaban huyendo o siendo capturados por los guardias, con una gracia que solo tienen los que crecen en las calles desapareció tras la puerta que mas vigilancia había tenido anteriormente, encontró un largo pasillo y al final de este otra puerta, rompió su vestido en un lugar indicado por Daniela anteriormente, y esté como si estuviera hecho para ello se desarmo y la dejo con una especie de traje de montar con pantalón y la parte superior de el vestido como camisa,  naturalmente en el muslo tenia atada aun la daga, cruzo el corredor y atravesó la puerta con el mayor sigilo posible. 

  No Sabia lo que encontraría al otro lado.

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