El ataque preventivo

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  Los soldados iban y venían, los pertrechos se amontonaban en los lugares mas defendidos, los arqueros llevaban flechas de reserva a sus puestos, cada persona presente en la fortaleza se preparaba para el ataque. Mo estaba reunido con todos los capitanes y con sus cinco comandantes, pensaba hacer un ataque sorpresa en persona en lo oscuro de la noche, pero debía dejar el fuerte bien organizado, Los arqueros estarían bajo el mando de Nankes y las tropas cuerpo a cuerpo estarían comandadas por Binar y el fuerte quedaría al mando de el mas precavido de sus hombres, Balsan.

  Junto a la puerta debían estar preparados para salir dos grupos de diez hombres cada uno, el primero estaba dirigido por Reinkoll y estaba compuesto por los mejores asesinos de la tropa, el segundo estaba dirigido por Marianne y estaba compuesto por mujeres guerreras de los pantanos, todas tan hermosas como Marianne y casi tan peligrosas como los asesinos de Reinkoll. Aparte de estos dos grupos, junto a Mo iban cinco capitanes expertos en el combate nocturno.  Andrea observaba los preparativos mientras escuchaba a Reinkoll hablar de sus aventuras por el mundo, de las grandes bibliotecas del otro continente, de los bosques donde habitaba el gran dragón del rayo y de la mayor experiencia de su vida, cuando una vez en las montañas del norte observo con sus propios ojos al príncipe exiliado, estas historias le habían comenzado a gustar a Andrea en algún momento que no recordaba, pero ahora le interesaba tanto el pasado que cada vez que escuchaba a alguien contando alguna historia se quedaba escuchando hasta tomar la mayor cantidad de información posible. En ese momento le llamo la atención el nombre del príncipe exiliado y quiso saber mas sobre él, pero justo cuando Reinkoll iba a contarle un poco mas se escucharon dos sonidos, el primero fue el que anuncia una tormenta y el segundo fue el de la corneta que indicaba la salida de las tropas que harían el ataque sorpresa. 

  Andrea se sintió frustrada por un momento por no poder escuchar aun la historia, pero inmediatamente decidió que ella también iría. Tomo un capote, tomo sus armas que le habían sido entregadas después de la revisión y subió a la muralla diez minutos luego de que el grupo partió, pensó en buscar alguna manera de salir, pero algo en su interior le dijo "salta, no moriras" y ella obedeció de inmediato. Los soldados vieron como algo cayo desde el muro y inmediatamente pensaron que sin importar quien fuera (obviando a Mo y los comandantes) debía haber muerto. 

  Una vez llego abajo Andrea sintió que el viento amortiguaba su descenso y se poso en el suelo como si nada. Los soldados no vieron la sombra que paso corriendo en dirección al camino de descenso (si es que a eso se le podía llamar camino), Andrea sentía que iba bajando con mas agilidad que nunca, cinco minutos después de completar el descenso se acerco lo suficiente al grupo como para ver sus espaldas, fue en ese momento que sintió una fría daga pegada a su cuello, y una voz conocida le dijo quítate la capa, lentamente obedeció mientras pensaba en como salir de esa situación, pero una vez se hubo quitado la capa la daga se retiro de su cuello y vio que detrás de ella estaba Reinkoll y un poco mas atrás estaba Mo, en una rápida reunión entre estos dos, decidieron que lo mejor seria mantenerla con ellos porque si la enviaban de regreso podría rechazar la orden, escapar, o peor, ser encontrada por una patrulla del enemigo y delatarlós. Andrea obvio los motivos y estuvo feliz por poder quedarse.

  El grupo avanzaba por la llanura protegido por la oscuridad y en total silencio, Andrea estaba seria en su actitud pero como niña con dulce nuevo en su corazón porque le gustaba la aventura. 

  Unos minutos mas tarde divisaron el campamento enemigo, los tres lideres se hicieron algunas señas entre ellos y cada grupo salio en una dirección, Andrea se quedo junto a Mo en las afueras del campamento, y bajo el abrigo de la oscuridad y la lluvia que comenzaba a caer Mo le dijo —Así que aparte de hermosa también eres atrevida, creo que comienzas a llamar mi atención— y como si no hubiera dicho nada él continuo observando el movimiento de las tropas, ella por su parte estuvo a punto de desmallarse de la pena, pero en el preciso momento que creía que ya se iba a caer escucho una alarma en el campamento, habían detectado a las tropas, o al menos eso creían Mo y Andrea.  


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