El bastión inespugnable

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  El carro la condujo fuera de la ciudad, hacia el sur, hacia la estepa infinita, pero, antes de llegar ahí encontraron una montaña en medio un valle, era como una roca colocada ahí intencionalmente, en la cima de la montaña un castillo, al cual solo se podía acceder después de subir la escarpada montaña y atravesar un puente muy solido pero con un espacio por donde solamente podía cruzar una persona a la vez, dicho castillo dominaba toda la tierra que pudieras observar en cualquier dirección, la cual estaba llena de pequeños poblados, pero todos eran inaccesibles sin cruzar el camino que pasaba a los pies del monte, y era ahí donde grandes ejércitos invasores habían sido diezmados por los caballeros de la orden y por sus magos de tierra, que tenían gran ventaja en estas montañas.

  El carruaje la dejo a los pies de la montaña y el cochero le indico que debía llegar a la cumbre para entrar en el castillo ya que era ahí donde estaba la persona con la que debía hablar.

  Aunque la subida era solo cuestión de una hora, era tiempo mas que suficiente para que los doscientos arqueros de la fortificación acabaran con un gran numero de enemigos que subían escalando, sin contar la cantidad de rocas que podían lanzar cuesta abajo los cinco magos con los que contaba el fuerte.

  Cuando logro subir después de cincuenta y cinco minutos (demostrando que tenia mejor condición física que la mayoría de las personas) encontró que los muros del fuerte eran de unos veinte metros (lo cual quizá no fuera demasiado alto en comparación a otros fuertes, pero, tomando en cuenta que difícilmente alguien podría llevar escaleras hasta esta montaña, esos veinte metros eran mas que suficientes para obligar a cualquiera a entrar por la puerta), la única entrada era una puerta de un metro de ancho y dos de alto, para llegar a ella había que atravesar un puente levadizo de tres metros de largo y medio metro de ancho -definitivamente- dijo Andrea mientras se detenía a tomar aire -esto es prácticamente impenetrable.

  Cuando llego a la entrada se presento ante los guardias, le dijeron que le estaban esperando y la hicieron pasar sin problemas, solo le pidieron que entregara sus armas, entrego su estilete y la espada de plata que desde esa mañana había buscado en su escondite, aunque se sentía indefensa acepto las exigencias de los guardias por puras ganas de completar su historia.

  El interior del recinto era muy poco lujoso en comparación a la mansión a donde ella esperaba ir, barracas de madera, una especie de torre en medio de la plaza (que aun en caso de que el castillo cayera podía resistir por meses con solo diez hombres), una cocina rudimentaria cerca de las barracas, un almacén fuertemente vigilado, una zona para hacer las necesidades propias del organismo luego de comer, donde Andrea vio una debilidad en la defensa, bueno, solo si existía alguien capaz de escalar por horas por una cuesta mucho mas difícil que la frontal y ademas llena de cualquier tipo de desechos humanos.

  Ademas de todo esto, en el fondo de el fuerte observo una especie de oficina general y era ahí a donde la conducían los caballeros.

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