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ASTER

—Sigo sin entender porque no puedo ir a mi habitación y cambiarme en ella.

—Tu madre quiere ayudarte. —responde mi padre arreglando su saco negro.

—¡Aster, cariño, quiero verte! —grita mi madre con entusiasmo desde la puerta del baño.

Miro mi reflejo en el espejo y me abstengo de bufar con molestia. Primero: no me dejaron ir a mi habitación para cambiarme y segundo: mis padres me obligaron a usar el atuendo que ellos quisieron. Tampoco se debe a que el atuendo es feo, en realidad está bastante bien para ser seleccionado por mi madre y sus gustos extravagantes, solo que quería ir a mi habitación.

El pantalón negro me queda perfectamente, la camisa negra con un grabado aceptable al costado de los botones y un chaleco rojo de manga larga...

—Madre estaba por salir. —le digo molesto cuando siento sus manos alisando mi camisa.

—A mí me hablas con amor o me pierdes. Es tu elección. —avanza quedando al frente mío y me mira de pies a cabeza—. Guapo, muy guapo hijo mío, pero solo tenemos un problema con tu desordenado cabello... —eleva sus manos hacia mi cabeza, pero la esquivo.

-—Acepte vestirme aquí y ponerme lo que ustedes querían, pero deja mi cabello como quiera. —mi madre rueda los ojos y continua con mi padre.

IRATI

—¿Enserio? —pregunto molesta... Miro mi reflejo en el espejo, el vestido me queda precioso no voy a mentir, pero...— ¡Es muy largo!

—Cariño sé que te molesta la falda, pero solo serán unas horas por favor.

La ignoro y camino hasta mi baúl rebuscando entre las ropas mis hermosas tijeras. Cuando las tengo en mis manos corro de nuevo al espejo y comienzo a cortar.

—¡Irati! —chilla mamá cuando las capas de tela comienzan a caer conforme voy cortando. —¡Estás loca!

Mi padre entra en la habitación carcajeándose al ver a mi madre gritar furiosa.

—¡Iro! —chilla furiosa señalándome como una niña pequeña— Tu hija lo está haciendo otra vez, por los dioses del Studna este es el cuarto en el mes, no sé qué hacer.

Él se encoge de hombros y camina por todo el lugar luciendo sospechosamente nervioso.

—Ustedes dos son unos frescos que no siguen las reglas, esta niña volverá a hacer un escándalo y seremos otra vez el chisme de la sociedad.

—Cálmate mamá le harás daño a mi hermanito, pásame la aguja que deje en la cómoda de allá.

Todavía negando furiosa me pasa lo que le pido, murmuro un hechizo que hace a la aguja moverse y cocer lo que recorte.

Suspiro satisfecha viendo el nuevo cambio del vestido.

—¿Saben? Todavía no entiendo porque no puedo ir a mi habitación.

Los dos se miran nerviosos y a Iro le cambia la mueca por una furiosa que trata de esconder con una sonrisa indiferente, lástima que lo conozca demasiado bien.

—Quería que te vistieras aquí para ayudarte a prepararte. —explica mamá, no me convence de todo, pero decido darle una oportunidad a su escusa.

ASTER

Caminamos por los pasillos del castillo en dirección al salón donde recibiremos el Equinoccio de primavera. El equinoccio de primavera es cuando el día y la noche duran lo mismo, o según mi padre, el día donde recibimos la primavera. Gracioso y aún más cuando mi madre lo reprende por decir eso, sin respeto alguno para la celebración.

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora