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IRATI

Veo de reojo como papá se aleja, quiero zapatear y gritarle que no haga caso a la estúpida premonición que podemos encontrar otra manera de resolver las cosas. Tomo un respiro profundo y luego miro en dirección de mi nuevo futuro prometido, tantos años evitando contraer matrimonio y ahora tengo que hacerlo y con este antipático que parece más una estatua que un ser vivo.

Las palmas de mis manos tiemblan y pican bajo la dura tela de los guantes de cuero, retengo el aire por unos segundos y luego lo suelto.

—Por los dioses Studna, juro que me va a dar algo. —murmuro por lo bajo comenzando a caminar hacia el castillo. —Mueve el culo Aster.

—Que humor te tienes Irati.

Gruño irritada y simplemente lo ignoro, no tengo tiempo para discutir ahora. Sigo caminando hasta llegar al interior, esta vez ni siquiera me preocupo por mirar si el príncipe de hielo viene detrás de mí. ¿Cómo voy a casarme con alguien tan aburrido? Ni siquiera quiero pensar en eso, pateo una maceta con la punta del pie.

—Mierda.

Rápidamente me pongo de rodillas y comienzo a recoger toda la tierra que se ha salido. Por la diosa Atlas, miro a todos lados avergonzada de que alguien vea lo que acabo de hacer.

—¿Qué haces?

Doy un pequeño bote en mi lugar, siento como mis mejillas comienzan a sonrojarse. Levantó la mirada. Mierda.

—Déjame ayudarte con este desastre.

—Aster. ¡No te metas en esto!

—Debemos fingir ser una feliz pareja de novios —susurra—. Así que, como buen novio, debo de ayudar a mi torpe novia.

—Nadie está mirando, aparta. —gruño empujando su mano, con cuidado me saco un guante de encima y de un chasquido hago desaparecer la tierra.

—Bien.

—Bien.

Vuelvo a ponerme el guante y me paro de un salto. ¿Qué quiere ayudarme? ¡Ja! Ruedo los ojos y sin avisar lo tomo de la mano.

—Espera... ¿Qué haces?

—¿No dijiste que éramos una pareja enamorada? Quiero ir a por un pedazo del pastel de fresas que había en la mesa.

—Dije una pareja feliz y no enamorada, pero —se detiene— si deseas que seamos una pareja enamorada lo hubieras dicho antes... —susurra inclinándose sobre mi rostro.

Abro los ojos como platos y me aparto.

— ¿Quién ha dicho que yo quiero eso? ¡Deja de decir estupideces!

—¿A qué te refieres con eso?

—Por las Diosas Studna, deja el tema ahí y vamos por mi comida.

—Como digas.

Tiro de Aster hasta que entramos por completo en el salón, las miradas no tardan en posarse sobre ambos. Doy un paso vacilante, pero rápidamente me repongo y con confianza camino de la mano del témpano de hielo hasta la mesa donde lo suelto y prácticamente salto sobre los pequeños platitos que tienen el tan delicioso pastel hecho por los duendes. Tomo tres de ellos y como mis manos no me alcanzan me giro hasta él.

—Sostén esto un minuto. —ni siquiera me espero a que responda y prácticamente le tiro los platos encima. Cojo otros tres más. —Listo, vamos antes de que las viejas cotillas vengan a llenarnos de preguntas.

—El chisme nunca descansa. —responde resoplando—. Espero topar con suerte y no encontrarme con Drake o Tiara.

—Pero si el dragón es tu amigo. —murmuro sin comprender.

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora