23.

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Capitulo 23.


IRATI.

Abro los ojos de apoco, estoy segura de que están hinchados y rojizos. Ruedo sobre mi cuerpo y mi cara choca contra un fuerte pecho, sorprendida levanto la mirada y me encuentro con el tranquilo y durmiente rostro de Aster. Una sonrisa se extiende por mis labios, este idiota. Casi avergonzada levanto una de mis manos y con un dedo pico su mejilla de forma lenta. Parpadeo varias veces y me acerco más al describir varias pecas en sus mejillas y nariz.

— ¡No puede ser! — exclamo en un bajo murmullo. Infló las mejillas y hago una mueca. — Que tierno.

Infló aún más mis mejillas y me pongo de rodillas para ver mejor esas pecas. Con mi dedo las voy contando una por una, el rostro de Aster se mueve de forma graciosa cada vez que lo pido con la punta del dedo. Suelto una risita y le miro.

— Es como un bebé. — me carcajeo un poco.

—¿Soy como un bebé?

Abro los ojos.... ¡el muy maldito ha estado despierto todo este rato! Ya va a ver. Con maldad me inclino hacia él y apretó su nariz, con diversión dejo un pequeño beso en la punta.

— Mhm....

—¿Tan buen sabor tengo? Creo que es más bueno en mis labios, ¿no quieres probar?

— Claro...

Y... ¡Boomm! Mi mano llena de babas se estrella contra su rostro. Exploto a carcajadas.

—Hubiese preferido que fueran tus labios los transportadores de esa saliva... —se queja.

— ¿Es eso lo que quieres? Hoy me siento medio buena... — me inclino y presiono mis labios sobre los suyos con rapidez para después saltar de la cama y correr hacia la puerta soltando risitas.

—¿Medio buena? ¡Completamente loca!

— Oh, ¿así que estoy loca? Entonces... ¡No importa que haga esto! — y el chorro de agua va a parar en toda su cara.

—Definitivamente estas loc... ¿sabes qué? No volveré a decir esa palabra, temo que a la próxima me des un baño.

— No me siento tan generosa como para hacer eso.

—Mejor para mí.

— Lo que digas. — muevo la mano en el aire y trato de abrir la puerta cuando siento una respiración en mí nunca. Siento como los vellos se erizan y después su boca está en mi cuello succionando con fuerza. Chillo y trato de apartarlo. — ¡No, Aster basta! Me vas a dejar marcada.

El descarado se aparta con una sonrisa de diablillo pintada en los labios. Gruño sintiendo como mis mejillas se sonrojan, ¿es que acaso voy a vivir siempre sonrojada con este hombre?

—Es bellísima. —suelta de pronto.

Frunzo el ceño.

— Ya verás elfo bruto, bárbaro... ¡Pervertido! — salto sobre el enrollando mis piernas en su torso y sin importarme clavo los dientes en su cuello.

—Auch, Irati, yo fui delicado y tu pareces una bestia.

Suelto una risita y con total descaro saco la punta de mi lengua y doy una pequeña lamida sobre el mordisco. Un quejido se escapa de sus labios y sus manos apretando con fuerza mi trasero.

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora