28

96 13 73
                                    



Capítulo 28.

Irati.

Me mantengo lo más lejos que puedo de Killay y su rata bebé. No es que me de miedo ¿de acuerdo? Bueno, tal vez un poco. Miro sobre mi hombro como la rubia le da mismo a la pequeña criatura, sus ojos brillan como dos diamantes.

— ¿De dónde la sacaste? — pregunta Yoon viéndose ligeramente interesado.

— Me la han traído.

— ¿Te la han traído? — pregunto aturdida.

— Es un secreto. — me guiña uno de sus ojos y vuelve hacerle mismo a su rata lampiña. Creo que es una rata. — ¿Todavía no hablas con Aster?

— ¿Porque no vas tú y tienes una larga conversación con Drake sin discutir? — gruño mirándola de reojo.

Killay se encoge en su lugar.

— Deberías de practicar usar tus alas.

Mis ojos dejan de mirar al verde césped para fijarse en ella con interés. Cierto, podría intentarlo aquí.

— Puedo ayudarte si quieres.

— ¿Cómo lo harás?

— Soy un dragón y puedo usar mi transformación como quiera. Y si quiero puedo hacer aparecer mis alas, no son tan geniales como las tuyas, pero funcionan. ¿Qué dices, lo intentamos?

Asiento de forma energética.

— Vale, pero creo que debemos cambiar nuestras ropas. ¿Tienes corsés con escote en la espalda?

— Los tengo.

— Entonces hagámoslo.

Me levanto de un salto y voy a por mí bolsa, cuando regresó Killay está pasándole la criatura a Yoon con mucho cuidado, los ojos del niño brillan cuando recibe al animal.

— ¡Vamos!

Su mano se enreda en la mía y me arrastra hasta el bosque. Cuando estamos un poco alejadas hago que las hojas más grandes nos cubran para cambiarnos en privacidad. Me saco el vestido y pongo el corsé sobre mi torso, los rápidos dedos de la dragona atan los nudos.

— ¿Cuál crees que sea mejor? — preguntó sacando un pantalón de cuero y otro de seda. El dedo de Killay señala el pantalón de cuero plateado. Le sonrió.

Ella se ha cambiado en menos de un minuto, su corsé de un tono azul y su apretado pantalón negro. Sí fuera hombre estuviera babeando. Son pocas las veces en las que Killay se saca la capa y muestra su cuerpo, miro de reojo los tatuajes blancos que cubren sus brazos.

— Estoy segura que no parece que fuéramos a entrenar con estas ropas.

— Es lo más cómodo. — sus ojos bajan a mis pies descalzos. — Deberías de ponerte unas botas, así como las mías y los guantes, no creo que te guste romperlos.

Asiento antes de chasquear los dedos, los guantes cambian a unos que tapan un poco mi palma y los dedos quedan afuera, mis pies son cubiertos por un par de botas negras como las de Killay.

— Listo. — respondo atando mi larga cabellera en una trenza francesa. Killay se hace una coleta rápida. Aparto las hojas.

— Mira Irati, es muy fácil primero te concentras cerrando los ojos y con toda la calma posible, porque si no tienes calma lo más probable es que termines lastimada. — asiento cerrando los ojos como dice, no quiero lastimarme otra vez. — Respira profundo y ahora imagina como las alas salen de tu cuerpo, pero no rápido o será muy doloroso.

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora