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ASTER.


Después de la ducha que Drake me obligo a darme salí de la habitación dispuesto a conseguir un carruaje que nos llevase a la terminal más cercana del tren. Fue fácil conseguir uno, la reina lo envió a llamar para el grupo.

Con las maletas en mano, subimos al carruaje directo a la terminal, el destino era llegar a la capital del reino más cercano, lo cual nos llevaría unos ¿tres días en el tren? Temía que sucediera cualquier cosa con un ataque sorpresa o los mismos dragones que se dispusieran a discutir como lo hacen 24/7. Al bajar la terminal era un caos de personas, mucho peor que en la primera ocasión que pisamos un sitio de estos. Un milagro sacudió al team Drake o la misma Killay no discutieron para adquirir sus tiquetes y mucho menos a la hora de enterarse que compartirían habitación... aunque ambos se lanzaron una mirada molesta al ver el número.

Me acerco a Irati observando a los dragones extrañado por su comportamiento.

—Me resulta extraño que no estén discutiendo. —comento, sin despegar el ojo de ambos.

— Bueno, pasé varios días enferma... — gruñe Killay. — Y no pienso hablar con ese pervertido.

Abro los ojos sorprendido, pero finjo que su comentario no me tomo por sorpresa mirando la hora en la que sale nuestro tren. Asiento en su dirección, indicándole que la escuche y le lanzo una mirada a Drake.

—¿Le dijiste algo indebido?

Se lleva una mano a su pecho indignado y niega varias veces: —No le he hablado en todo el camino Asterino, me ofendes.

—Me resulta increíble que no estén discutiendo, pero lo agradezco por mi salud mental. —Drake me sonríe malicioso, pero después borra la sonrisa.

—No estoy de humor para discutir con esa niña.

— Drake no te pases. — regaña Irati mirando a una tranquila Killay.

— Perdón, yo tampoco estoy dispuesta a discutir con ancianos pervertidos.

Los dos nos miramos dispuestos a discutir sus palabras, pero un hombre se acerca avisando con fuertes gritos que el tren está a minutos de partir y debemos de acercarnos. Al subir al tren todos seguimos al encargado hacia las pequeñas habitaciones donde vamos a dormir por tres días. Tres días en un tren, debían de tener buena comida o por lo menos un viaje tranquilo para descansar mi cabeza.

Dejo la maleta dentro de un pequeño closet y me lanzo a la cama dispuesto a descansar, mi vida se sentía vacía después de enviar de regreso a Lun con los padres de Irati, a mi caballo y Agnes al sitio de los animales. Suspiro con fuerza mirando la pequeña ventana en la habitación, la cama matrimonial que de algún modo luce pequeña en las cuatro paredes, un pequeño escritorio, el closet, una puerta que lleva al baño y la puerta, ¡todo en un pequeño y cuadrado espacio! Esto me recordaba a un juego del mundo humano que todo era de forma cuadrada.

Irati avisa que ira a darse una ducha y unos fuertes golpes se escuchan en la puerta, grito avisando que pueden pasar y Drake se lanza justo a mi lado en la cama.

—Largo de mi cama. —gruño dándole la espalda.

—Te traigo información confidencial que nos ayudará a llegar al libro perdido. —me giro automáticamente y agito mis manos para que hable—. Estuve recordando que en los antiguos libros se habla de una logia que es capaz de abrir portales hacia el lugar que desees, claro que en las letras pequeñas de la página se relata que es casi imposible encontrar a la persona indicada para que te dejen pasar por seguridad. Muchos comentan que se trata de una mafia de todas las especies que habitan Guarrenclow.

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora