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IRATI

Trataba de contenerme, lo hacía de verdad, pero no era fácil y perdía los estribos fácilmente por cualquier cosita, pero esta vez el tritón me había sacado de mis casillas y casi lo ataco. Me daba miedo algún día perder el control y que todo lo que había pasado hace dos años volviese a ocurrir... No quería.

Miro a mi madre con los ojos empañados, ella niega con la cabeza pasándome unos guantes nuevos remplazando a los que había quemado minutos atrás. Me los puse apartando la mirada, tengo tanta vergüenza... ¿Cómo miraría a Leni a la cara? Casi mato a su hermano mayor. Por los dioses Studna.

—Ira... Cielo no debes estar triste, no pasó nada malo cariño.

—¡Pero casi pasa! —grito rompiendo en llanto. —No quiero ser un monstruo... No más por favor.

Mamá hace una mueca de dolor y se acerca para estrechar mi cuerpo en sus brazos. Apoyo mi cabeza en su delicado hombro y lloro hasta que las lágrimas se agotan.

—Anda, vamos Ira. El desayuno ya debe de estar siendo servido y tu padre debe de estar preocupado. —con una sonrisa maternal me aparta de su cuerpo y limpia mis lágrimas con sus dedos. —Vaya niña hasta llorando te vez hermosa.

—No digas esas cosas mamá, debo de verme horrible con los ojos hinchados y la nariz roja. —río un poco pasando la mano por mi nariz.

—Eres linda y punto. Después de todo la belleza la heredaste de mi... Apresúrate Irati tengo hambre y tú hermano también.

—¿Cómo lo sabes? Todavía no ha nacido.

—Porque lo siento dar patadas en mi vientre.

—Eso no significa que tenga hambre, tal vez sea que ya quiere salir. Gracias —me encojo de hombros y agradezco cuando uno de los guardias abre la puerta del salón.

—Deja de decir tonterías, niña.

Las dos reímos y vamos a buscar nuestros lugares, de lejos veo a Odín junto a Leni hacer muecas graciosas a Aster y su amigo Cariño que comían justo enfrente de ellas. Me acerco al ver que la tarjeta con mi nombre está en medio de las dos justo enfrente del elfo.

—Holaaaa.

—Hola Odín. —saludo tomando asiento. —Leni...

—No es tu culpa Ira, mi hermano se estaba comportando de manera indebida. Se lo tiene merecido, y tú no te preocupes que me tiene sin cuidado lo que le suceda a ese bruto.

Río un poco tomando el cubierto para coger un poco de la manzana picada con leche condensada que había en mi plato. Odín susurra algo entre dientes sobre Aster y yo matándonos antes de la boda y Leni se carcajea. La fulmino furiosa.

—Disculpe... —un tirón en la enorme falda de mi vestido me hace voltear hacia abajo. Un pequeño niño rubio, vestido con pajarita y leotardos, me sonríe sonrojándose. —¿Es usted Irati?

—La misma. —le sonrío con ternura y él vuelve a sonrojarse más.

—Esto es para usted, princesa.

—Gracias...—tomo con cuidado la pequeña bandeja de plata que me tiende con ambos brazos extendidos. La pongo en la mesa y me inclino para besar su pequeña mejilla con agradecimiento. —¿Cómo te llamas?

—Thomas, pero me dicen Tommy.

—Muchas gracias, Tommy.

El pequeño rubio susurra algo entre dientes y sale corriendo por el lugar hasta perderse tras la puerta que da a la cocina. Un poco confundida cojo la tapa de la bandeja y la abro, adentro un pequeño sobre blanco espera por ser abierto. Saco el sobre y la vuelvo a tapar, una chica de servicio de acerca y se la lleva haciendo una reverencia mientras pronuncia un suave: "—Provecho, princesa."

Irati: El Libro Perdido (Guarrenclow #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora