Comienzo esta nueva historia con muchos nervios, por que la acabé hace poco y me interesa mucho su opinión...
Primero quiero agradecer a @HaimiSnown por toso su apoyo, gracias a ella es que tuve el animo para seguir con la historia.
Agradezco a los lectores que siempre nos dan una mano muy grande leyendo y comentando. Espero que los fantasmitas aparezcan y me honren con sus criticas, sean buenas o malas.
En fin, espero les guste. Saludos
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Keyla cerró la última ventana de la librería, tomó su cartera y se preparó para retomar su labor en el comedor comunitario donde acudía como voluntaria. Tenía la enorme necesidad de ayudar a la gente, era algo que su madre había inculcado en ella desde muy pequeña. Entendía que muchas personas no poseían lo que ella agradecía tener, un techo sobre sus cabezas, y un plato caliente de comida en su mesa.
Tomó su cartera y sacó las llaves de su Chevy, un auto que había encontrado años atrás en un local de usados, y que le daba más problemas que soluciones. Echó un vistazo al cielo, el día comenzaba a alejarse, dando paso a la oscuridad de la noche. Podía apreciar el sol ocultándose, dejando a su paso nubes de colores, que resaltaban ante la luminosidad de la ciudad.
Llegó al comedor y desempeñó su tarea del modo que siempre lo hacía, manteniendo una sonrisa en su rostro. Por un momento, el mundo a su alrededor se detuvo, cuando vio a un joven en la fila frente a ella. Tuvo que alzar su cabeza para observarlo con detenimiento, ya que era alto, su cabello castaño desarreglado, la piel morena y una barba de varios días no ocultaban la belleza masculina, un poco ruda. Lo había visto otras veces, sentía su mirada posada ella, pero cuando levantaba la vista, él la apartaba.
Sin querer, esa noche estuvo atenta a sus movimientos, pudiendo percibir la tranquilidad con la que él trataba su comida. Esperaba un tiempo prudencial entre bocado y bocado, saboreando el alimento. Su conducta difería a la del resto de las personas, que se limitaban a devorar el tazón con un hambre voraz. Su pasividad era admirable y le despertaba curiosidad.
Cuando el turno acabó, Keyla recogió sus cosas y después de despedirse de sus compañeros emprendió el camino hacia su vehículo. El aparcamiento estaba vacío, dándole un aspecto tenebroso. Antes de que tuviera la posibilidad de abrir la puerta vio venir a los dos sujetos que la increparon, tratando de quitarle la cartera de su amarre.
—Por favor, les daré todo el dinero que poseo, solo no me hagan daño—imploró.
Uno de ellos rió, una risa macabra, que hizo erizar los vellos de sus brazos. El otro se limitaba apuntarle con una navaja, amenazante, esperando el momento preciso para dar el golpe de gracia.
—Tomen lo que quieran, por favor —rogó Keyla tratando de ocultar su desesperación.
El bolso le fue arrebatado de sus manos, y el contenido vaciado en el sucio piso, esparciendo sus pertenencias por toda la acera. El que reía se inclinó, recogió su billetera, sacó el dinero y la descartó. Tomó el móvil y la observó. Cuando notó su reloj, extendió la mano para que ella se lo entregara, acción que obedeció sin reparos.
Una voz a lo lejos interrumpió el atraco.
—¡Ey! ¿Qué están haciendo? Déjenla.
Los sujetos se miraron entre ellos, mientras lo veían acercarse. Se apresuraron a escapar, empujándola contra el pecho del individuo que se atrevió a enfrentarlos. Le dieron una última mirada, como si estuviesen memorizando sus rasgos y desaparecieron en la oscuridad de un callejón.
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En Brazos de un Angel
General FictionKeyla es un alma caritativa, Jason subsiste gracias a la caridad. Ella ha perdido a su familia, él nunca ha tenido una. A pesar de que su inocencia fue robada, Jason cree en la existencia de los ángeles y está seguro de que Keyla es uno. Pero hay ve...