Hola, les traje un nuevo capitulo!! Espero les guste, recuerden que me ayudaria mucho su voto y comentario!!
Gracias!! Saludos
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Una semana había pasado desde que Keyla había apartado a Jason de su vida. Siete días sin poder dormir correctamente, recuerdos de los momentos vividos junto a él se proyectaban en su mente cada vez que cerraba los ojos. Ciento sesenta y ocho horas de intensa agonía por la pérdida de su calor, de sus brazos, de sus besos. Mil ochenta minutos desde que había cometido el error más grande de su vida.
Suspiró y cubrió su rostro con su almohada, ocultando un grito de frustración. No le había mencionado a Jason que su padre era quién estaba dispuesto a llevarla a la quiebra. No había podido opacar el intenso brillo de sus hermosos ojos, dándole una noticia que lo cambiaría todo. Optó por sufrir su perdida en soledad, permitiéndole conocer la felicidad de la cual era merecedor.
—Keyla, mueve tu trasero ya mismo de esa cama —gritó Maya desde la cocina.
Su amiga había insistido en hacerle compañía esos últimos días, cuando ella sintió que sus fuerzas flaqueaban. Maya había escuchado atentamente su explicación, y la había consolado cuando no pudo contener la catarata de lágrimas.
Se obligó a incorporarse y luego de tratar de componer su desastrosa imagen frente al espejo, se encaminó hacia la cocina. El desayuno estaba listo y Keyla se permitió comer más de un bocado, a diferencia de los últimos dos días que no había podido probar comida alguna. Se alimentaba a base de autocompasión, acompañada con un poco de tristeza. Su cuerpo rechazaba cualquier cosa que tratara de producirle satisfacción, reclamando la compañía de Jason.
—Hoy te ves mucho mejor —murmuró Maya sentándose a su lado.
—Creo que lo estoy. Al menos la tostada pasa por mi garganta —musitó bebiendo un sorbo de café.
—Key…
—No lo digas, no necesito escuchar cuán tonta soy. Créeme que lo sé —terció Keyla alzando una mano.
—Si lo sabes, ¿por qué no haces algo al respecto? ¿Intentaste llamarlo? —ella negó con la cabeza. Había tomado el teléfono más de una vez, pero no había tenido el valor de marcar los números —. ¿Él te llamó?
Jason la había llamado una docena de veces. Y cada una de las llamadas habían sido derivadas al buzón de voz. Ella había borrado los mensajes sin oírlos, ya que si escuchaba su voz posiblemente su voluntad cediera y corriera a buscarlo.
—Déjalo ya, Maya —espetó poniéndose de pie.
Oyó el suspiro resignado de su amiga, pero evitó su mirada. Sabía lo que vería en ella, compasión y desaprobación. No estaba dispuesta a tener una pelea por motivos que ella creía necesarios resguardar.
—De acuerdo, como tú quieras. Después no digas que no te lo dije —murmuró llevando las tazas a la cocina —. En cuanto al club de lectura, ¿te has dado cuenta de que tendrás que agregar más días?
—Sí —exclamó Keyla emocionada —. No me voy a cansar de decirte que ha sido una idea maravillosa, cada día se inscribe más gente. Estoy eufórica.
—Tal vez yo me inscriba algún día —comentó Maya sonriendo soñadora.
—¿Por qué me da la impresión de que quieres seducir a alguien? —Keyla meditó unos segundos, tratando de recordar algún hombre que fuera del interés de su amiga —. Espera… ¿te gusta el morocho que viene los miércoles, verdad? —increpó abriendo la boca con sorpresa ante el descubrimiento.
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En Brazos de un Angel
General FictionKeyla es un alma caritativa, Jason subsiste gracias a la caridad. Ella ha perdido a su familia, él nunca ha tenido una. A pesar de que su inocencia fue robada, Jason cree en la existencia de los ángeles y está seguro de que Keyla es uno. Pero hay ve...