Hola, les traje un nuevo capitulo de esta hermosa historiua de Jason y Keyla.
Espero que les guste y me dediquen un voto o un comentario.
Saludoss!!!
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—Jason ¿estás bien? —inquirió Keyla, acunando su rostro entre sus manos.
Ella sabía que la novedad sería el detonante de sus emociones, solo esperaba que las pesadillas no aumentaran con esa nueva información. Él no respondía, su mirada perdida y el rictus de su cuerpo, indicaban que estaba en un estado de shock.
Se disculpó con sus clientes y tomó la decisión de cerrar la librería, Jason era más importante. Tiró de su cuerpo hasta dejarlo descansar sobre un taburete, y reparó en sus manos ensangrentadas.
—¡Oh, por Dios! ¿Qué sucedió? ¿Peleaste con alguien? —inquirió observando consternada sus magullados nudillos.
—Algo así —balbuceó Jason.
Cuando ella volteó y se apresuró en buscar el botiquín, él se obligó a reaccionar. Habían encontrado a sus padres adoptivos, y tendría que enfrentarlos tarde o temprano. Era un paso que debía dar si quería llegar a la verdad. Keyla regresó con las compresas embebidas en alcohol y comenzó el proceso de curación. No sentía dolor, tenía el cuerpo adormecido, incapaz de experimentar otro sentimiento que no fuera la fuerte presión en su pecho.
—Estoy bien, eso no es necesario —se apresuró en responder cuando ella trató de vendar sus manos.
Necesitaba un recordatorio de su vida, para no dejarse llevar por los demonios que lo incitaban a dar media vuelta y huir. No era de Keyla de quién deseaba escapar, era de la situación. Jamás hubiese querido involucrarla en su oscura vida pasada, pero comprendía que si deseaba obtener una relación a largo plazo, debía compartir todos los aspectos de su desfavorable existencia.
—Jason… —ella titubeó —, necesitas devolver la llamada a los detectives.
—Lo sé —suspiró y tomando sus manos, la atrajo hacia su cuerpo —, pero en este momento solo me interesas tú —susurró en su oído.
Inhaló su cautivador aroma, sintiendo que la esencia de jazmines se infiltraba en su torrente sanguíneo y lo colmaba de la energía que tanto necesitaba. El simple contacto con su piel, le transmitía una poderosa sensación de bienestar y cuando sus labios se acercaron supo que jamás volvería a ser el mismo. Keyla había modificado lo malo de su vida, para transformarlo en algo que valía la pena contar.
—¿Cómo te sientes? —inquirió ella cruzando sus manos detrás de su cuello.
—Ansioso… temeroso —murmuró Jason.
—¿Quieres que te acompañe? —su pregunta fue formulada en una voz apenas perceptible, como si temiera la respuesta.
—No… no quiero mezclarte con esas personas. Eres demasiado pura para tener que soportar la crueldad de esa gente —respondió, mirándola a los ojos. La decepción que vio en ellos, le transmitió una sensación de culpa. Pero necesitaba hacer esto solo, para poder concentrarse en las dos personas que habían arruinado su infancia.
—No soy tan pura como tú crees —musitó —. Pero está bien, sólo dime si cambias de opinión —comentó apartándose.
Él tiró de su brazo, impidiéndole alejarse. La rodeó con sus manos y recorrió un camino de besos sobre sus mejillas, descendiendo hacia su cuello. Su delgado cuerpo se estremecía ante las caricias y él adoraba que fuera tan receptiva.
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En Brazos de un Angel
General FictionKeyla es un alma caritativa, Jason subsiste gracias a la caridad. Ella ha perdido a su familia, él nunca ha tenido una. A pesar de que su inocencia fue robada, Jason cree en la existencia de los ángeles y está seguro de que Keyla es uno. Pero hay ve...