Capitulo 27

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Aquí les traigo el capitulo para todss aquellas lectoras ansiosas, debo decir que no falta mucho para que esta historia llegue a su fin y agradezco profunamente a quienes me han dado su apoyo, comentando o votando. Gracias!!! 

Sluditos y que lo disfruten! XD

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Jason se masajeó las sienes con los dedos, alejando el repentino dolor de cabeza que lo acosaba. Los acontecimientos de los últimos días se agolparon, enviándolo a una espiral de desesperación. Se dejó caer de rodillas, sintiendo la acritud del terreno bajo su piel. Encerró su rostro con sus manos, sin tener la fortaleza de mantener las lágrimas dentro de sus ojos.

Toda su vida había luchado para sobrevivir, enfrentándose a mil y un obstáculos que lo hicieron un hombre más fuerte. Pero jamás había pensado que seguiría teniendo que luchar contra las adversidades, más aun cuando creyó que todo estaba volviendo a su sitio. Respiró hondo y le pareció que el aire entraba acompañado de miles de agujas que se clavaban en su garganta. Dio un grito ahogado, de desesperación y frustración.

Unas cálidas manos acunaron su rostro y se vio alzando la mirada hacia los expresivos ojos de su madre. Ella se dejó caer a su lado, en cuclillas abrazándolo como si volviese a ser ese niño que ella perdió.

—Shh, estoy aquí cariño —acariciando su espalda, lo instó a desahogarse.

Y así lo hizo, lloró y se aferró con ambas manos a la blusa de su madre, permitiendo salir años de contención y necesidad.

—¿Cómo está Keyla? —inquirió Catherine después de unos minutos, ayudándolo a ponerse de pie.

—Los médicos dicen que estará bien… pero, no puedo pensar —negó con la cabeza, secándose las últimas gotas saladas que desaparecían por su barbilla —. Lo que podría haberle sucedido…

—No pienses en eso ahora, ella se sobrepondrá, es una muchacha fuerte.

—Pero es que estoy tan jodidamente enojado. Con la vida, con el destino, no sé… no se suponía que ella debería estar en esa situación —la expresión de Jason se ensombreció,  tensó la mandíbula y habló con una voz decidida —. Ya sé quién es el culpable… ese maldito de Philip no debería haberla enviado con ese dinero.

—¿Philip?

—Sí, su ex novio. Él le dio los veinte mil dólares para que saldara la deuda con el banco. El muy desgraciado trabaja allí y aún así le permitió correr el riesgo de andar en la calle con tanto dinero.

—¿Ella te dijo eso? —preguntó Catherine, confundida.

—No, pero la oí hablar con Maya de que la persona que menos esperaba la había ayudado. Simplemente supuse que hablaban de Philip —él se encogió de hombros, aún con la convicción de estar en lo correcto.

—Lo siento, Jason —su madre cerró los ojos y suspiró. Al abrirlos se encontró con la confusa mirada de su hijo —. No fue el tal Philip quien le dio el dinero, fui yo. Pero jamás creí que algo así pasaría. Debería haber ido yo misma al banco…

—¿De qué hablas?

—Lo hice para ayudarte, no podía verte sufrir. Tomé el dinero y se lo di, convenciéndola que podría devolvérmelo cuando pudiera. Debería haberle pedido a Malcolm que la recogiese y la llevase al banco —un sollozo escapó de la garganta de Catherine —. Si hay un culpable, soy yo.

Jason la observó por un momento, la confusión marcándose en su facciones. Pero luego se acercó a su madre y la abrazó, confortándola como ella había hecho con él minutos atrás.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora