Capitulo 13

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Hola, les traje un nuevo capitulo. Me gustaría que me dieran sus opiniones para poder ir creciendo. Asi que lectores fantasmas, aparezcan jaja

Saludos!!!

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Keyla despertó rodeada de blancas paredes. Intentó mover su brazo pero sintió una punzada de dolor y comprobó que tenía una vía en su mano, conectada a un suero. Parpadeó varias veces, tratando de descifrar si estaba soñando o de verdad se encontraba en un hospital. Su mano sana, estaba presa de un firme agarre. Ladeó la cabeza y vio a Jason dormido sobre una silla, con la cabeza echada hacia atrás. Una posición incómoda, no obstante, permaneció a su lado sin abandonarla.

Trató de incorporarse, y el simple movimiento provocó que él despertase. De un salto se paró a su lado, observándola como si quisiera comprobar que todo estaba en su lugar. Luego sonrió, y se apresuró en dejar un dulce beso sobre sus labios.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor —Keyla tragó, tratando de hacer salir las palabras a través de su garganta seca —. ¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí?

Jason omitió su pregunta y se precipitó en alcanzarle un vaso con agua, gesto que ella agradeció con una inmensa sonrisa.

—Te traje anoche, te encontré desmayada cuando llegué del trabajo —respondió volviendo al tema de conversación.

—¿Has permanecido aquí toda la noche?

—Sí, jamás te dejaría —susurró volviendo a tomar su mano.

Jason la estudió, alegrándose porque su semblante había mejorado. El color había regresado a su piel, y sus ojos, que habían permanecido opacos, brillaban con su cálida luz interior. Suspiró agradecido, había pasado las peores horas de su vida, y aunque sabía que ella no corría peligro alguno, no podía verla tan desvalida.

—Permíteme llamar la enfermera y avisarle que has despertado —murmuró poniéndose de pie. Keyla asintió con la cabeza, y él se apresuró en salir de la habitación.

Minutos más tarde regresó acompañado por una regordeta mujer con unas planillas en mano. Examinó sus signos vitales, quitó la vía de su mano y se retiró con la excusa de informar su progreso al médico de guardia.

Por fortuna ambas estuvieron de acuerdo en que Keyla podía regresar a su casa, tratando de mantener reposo durante el resto del día. Ella no discutió, pero Jason sabía que no estaba conforme, y que al menor descuido la encontraría trabajando.

Salieron del hospital, y él en ningún momento perdió contacto con su cuerpo. Con la excusa de su debilidad, mantenía un brazo rodeando su cintura. Tomaron un taxi, y al llegar al departamento, la condujo de inmediato escaleras arriba. Pudo notar que Keyla no apartaba la mirada del local, asombrada de que se encontrara abierto.

—Maya se está ocupando de todo —comentó haciéndola redirigir su mirada a sus ojos.

—Gracias, no sé que hubiese hecho sin su apoyo —murmuró apoyando la cabeza sobre el hombro de Jason.

Él besó su cabello, y le ayudó a ascender las escaleras lentamente, paso a paso. Quería evitar que ella sintiera algún mareo y colapsara. Tal vez estaba tratándola como a una muñeca de cristal, pero su salud importaba más que cualquier queja que ella tuviese.

Keyla se dejó caer en el sofá, descansando su cabeza y permaneciendo con los ojos cerrados. Estaba feliz de estar de vuelta en su casa, odiaba los hospitales, pero más aún el olor a antiséptico y la deprimente blancura de sus paredes.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora