Epilogo

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Bueno hemos llegado al final, quiero agradecer a todos los que me apoyaron, ya sea con un voto o un comentario. Quienes escriban, saben que no es facil sentarse y esperar que las palabras lleguen a la mente y luego poder plasmarlas lo mejor posible. Esta historia en particular es muy especial para mi, ya que es la primera que escribí. Creo que es porque Jason difiere al estereotipo del chico malo y destaca por su dulzura y sencillez.

Espero poder seguir encontrandome con ustedes en mis otras historias, y desde ya les envío un enorme abrazo y un eterno GRACIAS. 

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—¿Estás seguro que Maya envió la publicidad a los periódicos? —preguntó Keyla con sus dientes castañeando por la anticipación.

—Sí, amor. Relájate.

—¿Y si nadie se presenta? ¿Qué si nadie quiere beber café mientras lee?

—Key... todo va a salir bien —Jason acunó sus mejillas entre las manos, forzándola a mirarlo —. Juliette vendrá con sus amigas, tus clientes dijeron que no faltarían y gracias a las influencias de Maya toda la ciudad sabrá de la inauguración. No tienes de qué preocuparte.

—Lo sé, es que aún no puedo creer que estemos inaugurando el Café Literato —ella enlazó sus dedos detrás del cuello de Jason, abrazándolo —. Y no podría haberlo hecho sin ti. Gracias.

—Haría lo que fuera por verte feliz —él bajó su boca hasta unirla con la de ella, disfrutando el uno del otro —. ¿Ya te has decidido en la fecha para la boda?

—Lo estuve pensando. ¿Qué te parece el 18 de junio?

—Faltan nueve meses. ¿Tanto vas a hacerme esperar para convertirte en mi esposa?

—No seas llorón. Planear una boda lleva tiempo y quiero que todo sea perfecto.

—De acuerdo —resopló Jason retomando la tarea de besarla.

—Perdón que interrumpa a los tortolitos —la voz de Maya resonó con un eco dentro del nuevo local —, pero ya es hora.

Keyla suspiró y a regañadientes se alejó de la seguridad de los brazos de Jason. Irguió su espalda y siguió a Maya hacia la entrada. Para su sorpresa todos estaban allí, encaramados en la puerta a la espera de conocer el Café. Abrió las puertas dobles y sonrió para la fotografía que Juliette estaba tomando. Quería retratar el momento exacto cuando el sueño de su vida se hacía realidad.

Jason tomó su posición detrás del mostrador, encargándose de la cafetería. Habían contratado dos ayudantes que serían los responsables de tomar los pedidos, mientras que ella y Maya estarían a cargo de la librería. Tenía miles de ideas en la mente para ser implementadas, pero primero necesitaba asegurarse que el negocio prosperaba. Acabó de saludar a las personas que mediante abrazos y palabras de afecto, le felicitaban y se apresuró a llegar hasta donde estaba uno de sus invitados.

Jason no estaba al tanto de que ella le había pedido a Catherine que se presentase en compañía de Edward. No podía seguir viviendo con la culpa de sentirse como intermediaria del malestar entre padre e hijo. Ella había nacido con el don del perdón y estaba segura que Jason lo entendería y lograría arreglar las cosas con su padre.

 —Catherine —saludó a la mujer y volteó para repetir la acción con Edward —. Gracias por venir.

—Gracias a ti por invitarnos —la madre de Jason quitó su brazo de entre los de su esposo y se alejó hacia donde estaba Micah, dejándolos a solas con Edward.

—Señor Callahan...

—No. Permíteme hablar a mí. No me merezco tu bondad, pero mentiría si dijera que no la quiero. He cometido muchos errores y aprendí de ellos. Estaré eternamente agradecido por la oportunidad que me diste, prometo tratar de no decepcionarte —explicó abatido. Era importante que Keyla estuviera de su lado, comprendió, ya que Jason no lo escucharía si ella no se lo proponía.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora