Capitulo 16

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Holaaa. Como verán estoy tratando de actualizar con mayor frecuencia, ya que quiero incluirla en los premios Watty. Espero tener su apoyo, por eso es que me sería de ayuda que voten y comenten! 

Gracias a todos, disfruten del capitulo.

Saludos!!! XD

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Jason apenas percibió que se encontraba solo en la diminuta oficina. La excitación inicial se había esfumado, dando lugar a una sensación de sofoco. Le parecía que las paredes se encogían, y que los objetos se movían. Buscó con la mirada a Keyla, pero no la encontró. Un débil resquicio de su voz se filtró en su cabeza, y recordó que había salido por un café.

 Detuvo su inquieto caminar al escuchar pasos detrás de la puerta. Respiró hondo y exhalo el aire lentamente, contando hasta diez. Necesitaba recomponerse, no podía conocer a sus padres mostrándose débil. El cerrojo giró y uno de los detectives entró, solo. Miró a Jason a los ojos, estudiándolo. Luego señaló una silla, y lo invitó a sentarse.

—¿Está listo, señor Mallory?

—Lo estoy —respondió con un susurro.

—De acuerdo. Los haremos ingresar y luego los dejaremos a solas —Coulders se puso de pie y giró hacia la puerta, la abrió y asintiendo con la cabeza a su compañero dio un paso al costado para permitir la entrada a sus padres.

Lo primero que Jason vio fue una hermosa mujer en un vestido morado. Verla era como verse en el espejo, compartían más de un rasgo. Ella sonrió, y un río de lágrimas se abrió paso por sus mejillas. Dio dos pasos, adentrándose en la habitación y acortó la distancia, moviendo sus pies con agilidad. Literalmente corrió a sus brazos.

 Jason se tambaleo por el impulso, pero logró sostenerse sobre sus pies. Ella envolvió sus brazos fuertemente a su alrededor y él se encontró imitando el gesto, sintiendo su calor corporal trasladarse a su propio cuerpo. Así que ese era el amor maternal, pensó. Cerró los ojos y aspiró su aroma, olía a rosas. Esa mujer, su madre, olía a rosas y Keyla a jazmines. Tendría su propio jardín privado, analizó en su mente. Sonrió y permitió que unas lágrimas rebeldes escaparan.

Alguien carraspeó, sacándolos de su burbuja privada. La mujer que lo tenía abrazado se apartó, pero sin soltar los brazos alrededor de su cintura. Jason pasó la mirada de ella al hombre, su padre. No tuvo mucho tiempo para analizarlo, ya que sus largos brazos lo envolvieron en un abrazo. Su madre no tuvo opción más que soltarlo, permitiéndole a su padre cumplir con el trabajo de cobijarlo.

Se separaron y Jason notó que ambos estaban llorando. Era increíble la multitud de sensaciones que recorrían su cuerpo. Se encontraba de pie frente a las personas que lo vieron nacer, que lo criaron cuatro años, para luego perderlo en manos inescrupulosas. Su madre le sonrió y acarició su mejilla en un completo gesto de amor.

—Vamos a dejarlos a solas para que hablen —vociferó el detective Fritzman. Con un asentimiento de cabeza, salieron de la habitación.

Los tres tomaron asiento, Jason se ubicó y su madre permaneció junto a él, aferrada a su mano. Su padre se encontraba sentado frente a él, analizando la situación con ojos críticos. Carraspeó y habló con una profunda voz.

—Soy Edward Callahan. Ella es Catherine...

—Al fin te hemos encontrado, Jason —interrumpió Catherine, apretando fuertemente su mano.

—¿Ese es mi verdadero nombre? —balbuceó.

—Si, al menos no lo modificaron. Te nombramos así por tu abuelo, mi padre —aclaró su madre.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora