Capitulo 22

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Hola, les traigo un nuevo capitulo. Debo decirles que estoy emocionada por sus comentarios, y más aun de saber que la historia les gusta. 

Saludos y gracias por leer!!! XD

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Keyla sentía que tenía un profundo vacío en su interior, que no podía ser llenado ni con las más hermosas palabras. Había solo una persona capaz de calmar esa necesidad, esas ansias de volver a vivir. Cuando se experimentaba tener un corazón roto, todo cambiaba. Ella sabía que no volvería a ver los días con los mismos ojos, porque le faltaba el condimento que la hacía querer vivir.

Extrañaba esa piel besada por el sol, esos ojos expresivos que eran capaces de ponerla de rodillas con solo una mirada. Sus fuertes brazos, que la mantenían en pie cada vez que creía caer. Jason era lo que siempre deseó y más. No podía culparlo por la situación, él no era responsable por su familia. Keyla lo sabía, y por eso optó por tomar la decisión de alejarlo. El amor que sentía hacía imposible el pensamiento de separarlo de su anhelo más profundo. Jamás interferiría entre él y su familia, por mucho que deseara ser el objeto de elección.

Entre suspiros resignados y gruñidos indignados, comenzó su arduo día laboral. Mientras clasificaba los ejemplares recibidos, el teléfono sonó y Keyla sin observar el número atendió, colocando el aparato entre su hombro y mejilla.

—¿Diga?

—¿Key?

La deliciosa voz de Jason captó toda su atención, dejó caer los libros que tenía en sus manos con un estrepitoso estruendo.

—¿Que-é sucede? —balbuceó confundida.

—Necesito verte —antes de que ella pudiera negarse, añadió —. Por favor no me alejes, no me digas que no.

—No me hagas esto —imploró.

—Por favor, quiero verte y deseo que conozcas mi casa. A mi madre, a mi hermana.

—No. Puedo acceder a verte a ti, pero a tu familia no… —se podía percibir la angustia en su voz.

—Ven a mi casa, por favor. Ellas no te verán si no quieres, pero quiero compartir mi vida contigo. Sabes que yo nunca accedí a esta distancia, te necesito…

Un suspiró cansado irrumpió en la línea, suponía que ella estaba cediendo y eso le devolvió a Jason un poco de esperanza.

—De acuerdo. Pero debo organizarme, te llamaré para avisarte cuando pueda ir —concluyó. No era lo que él esperaba, pero al menos era un paso.

Cuarenta y ocho horas después recibió la llamada que tanto ansiaba, Keyla llegaría esa misma tarde y él no podía aguantar su impaciencia. A pesar de que estuvo gran parte del día ocupado con lo referente a la colecta de la empresa, su mente no podía apartarse del tan esperado encuentro.

Los minutos pasaron y ella no llegaba. La tarde dio paso a la estrellada noche, cuando le anunciaron la presencia de una mujer. Supo de inmediato que era Keyla, apresurado acabó de colocarse el traje que debía usar para la gala y bajó las escaleras de a dos peldaños a la vez.

Cuando la vio, el tiempo se detuvo. La respiración se le atascó en la garganta, las manos le sudaban y las piernas amenazaban con dejarlo caer. Jamás se cansaría de apreciar su belleza, la manera en que en esos momentos sus ojos brillaban, cómo sus dientes capturaban su labio inferior con nerviosismo. Sintió celos, ya que él desearía estar saboreando esa exquisita boca, degustando su sabor, reclamando su pertenencia.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora