En Brazos de un Angel

Capitulo 15

Hola, les comparto un nuevo capitulo, con la esperanza de que se en tretengan y me regalen esos ansiados votitos XD

Quiero agradecerles a todos los que se toman un minuto de su tiempo para dejar un comentario. De verdad me entusiasma saber que esta historia tiene la aprobación, aunque seamos una minoría. Soy feliz con saber que al menos a una persona le llegó.

Los dejo en manos de Jason y Keyla. Que lo disfruten.

 Saludos!!!

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—¿Crees que debería vender? —preguntó de repente Keyla, mientras trazaba círculos sobre el pecho desnudo de Jason.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé. Por momentos creo que no voy a conseguirlo. Juntar el dinero —aclaró.

—Lo haremos, ya verás —respondió él besando su cabeza.

Ella suspiró, y todo su cuerpo se tensó. Jason podía percibir que algo estaba molestándole, era extraño que preguntara algo semejante de la nada.

—Ángel ¿qué no estás diciéndome? —inquirió alzando su barbilla. Sus labios temblaban, y sus ojos estaban acuosos, a tan solo un respiro de derramar las lágrimas acumuladas.

—Yo…—la escuchó tragar, y acarició su espalda para darle ánimos —, yo tuve la visita de un hombre. Del empresario que quiere comprar la librería.

Él apretó fuerte los ojos, cerrándolos hasta fundir sus pestañas. El comentario no presagiaba nada bueno.

—¿Qué sucedió?                                                                                         

—Intentó convencerme de vender. Él… —un hondo suspiro cortó sus palabras, seguido de un sollozo —, es muy poderoso. Sé que no se quedará tranquilo con mi negativa, me presionará.

—No lo permitiremos —Jason se incorporó, sentándose en la cama. La acercó a su cuerpo y la abrazó, permitiéndole humedecer su pecho con las saladas gotas que salían apresuradas de sus ojos —. Te prometo Key, que vas a conservar tu negocio pase lo que pase.

Permanecieron en silencio por lo que pareció una eternidad. Solo los sollozos de Keyla hacían eco en la habitación. Jason maldijo al hombre que se atrevió a atemorizarla, deseando tenerlo en frente para aclararle de mil y una manera que a su mujer nadie la hería.

—¿Estás bien? —preguntó, luego de que por unos minutos no oyera más que su llanto. Ella asintió, y él aprovechó la ocasión para tratar de distraerla —. Cuéntame de tus padres ¿cómo eran?

Keyla alzó la cabeza, viéndolo con esa expresión soñadora e ingenua. Posiblemente recordando los momentos vividos en familia. Se apretó más contra su pecho y comenzó a hablar.

—Mi padre era un hombre honesto y alegre. Al menos es lo poco que sé, y de acuerdo a lo que mi madre me contaba de él. Ella me decía que yo era su viva imagen, que tenía los mismos rasgos expresivos y la misma sonrisa.

Él percibió que hablar de su padre la entristecía, tal vez porque el recuerdo que tenía era efímero.

—¿Y tu madre? ¿Cómo era ella? —preguntó decidido a inclinar la conversación hacia su madre.