PARTE 20 - DORA

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PARTE 20 DORA

Dora eligió desde los guantes que llevaría, de finísima gamuza española, hasta las medias de seda del norte italiano, pasando por un elegantísimo tapado de color beige, ¡le encantaba ese tono!, auténtica lana de vicuña, blusa de seda de la misma China, bordada con hilo dorado (era oro de verdad). Eligió unos zapatos de modelo algo anticuado, (lo hizo a propósito), algo más altos de taco de lo que le gustaba, buscó entre sus joyas y eligió los aros de diamantes y la gargantilla de lapislázuli con colgantes de chispas de diamante de la misma piedra de los aretes. De entre sus relojes eligió un Cartier (casi gana un Omega de Platino) con chispas de oro recamado (¡¡esos judíos vieneses hacían cosa tan hermosas!!). El peinado que llevaba era muy sencillo, pero le había tomado tres horas hacérselo. Hizo que le tiñeran la ‘putas’ canas de un tono azul.

Se miró al espejo, “Perezco un estúpido puto árbol de navidad” se dijo para sí. “¡¡Cabro de mierda!!…” insultó a su hijo Atkinson. Se calmó. Suspiró, quería parecer una vieja elegante, con dinero a destajo (no lo tenía), algo excéntrica y dispuesta a ganar. Cada una de las joyas finas que usaba era herencia de su familia, excepto los relojes, esas tonterías de Edgard de regalarle cosas caras, ahora, por primera vez le servían. ¡Mira que cocinar con un reloj Omega de platino!…, ¡viejo tonto!)

Lograba perfectamente la imagen de una mujer extravagante adinerada.

Le pidió a Jaime, su chofer, (que se llamaba así de verdad) que la llevara hasta el Teatro Municipal de Santiago, Jaime había pulido el Mercedes Benz de Dora hasta que pareció salido recién de fábrica. Lustró hasta los neumáticos. Dora se bajó en la calle Tenderini (contra las normas del tránsito) y entró por el costado del famoso Teatro.

***

—Buenas tardes, me llamo Dora Dunhill de Maglio, tengo una cita con el señor Rodríguez, a las 15, son las 14:55— (pensó que debía haber dicho soy en vez de ‘me llamo’ Dora Dunhill, pero ya era tarde). En todo caso, el efecto que produjo desde casi el metro ochenta que ostentaba fue devastador, la amable señorita de la recepción, completamente aplastada por este maniquí de tienda cara de Vitacura, se puso precipitadamente de pie de inmediato.

—Un momento señora Dunhill, le avisaré a don Rodolfo, de hecho la espera… ¿le sirvo un café?, se lo llevaré al estudio de don Rodolfo, por favor, dígame cómo lo desea.

—Mmh, si no es problema, café tostado, sin azúcar, si tuviera miel le agradecería mucho, si no es así, solo, sin azúcar, le agradezco. — Pronunció cada letra.

—Por favor, tome asiento…— Dora se sentó tratando de no perder dignidad.

La señorita desapareció detrás de una puerta y Dora apreció las generosas caderas de la secretaria de Rodolfo Rodríguez. Dora no sabía todavía si tratar a Rodolfo, de Rodolfo, de Rodríguez, don Rodolfo, o Señor Rodríguez,…  dependería de cómo le dijera él, en el fondo le dejaría los protocolos a este sujeto, y ella lo seguiría hasta que las conveniencias indicaran otra vía.

La secretaria apareció treinta segundos después.

—Don Rodolfo la espera, Señora Dunhill, tenga la bondad de pasar…

Dora se levantó y su porte majestuoso se irguió por entero, se sacó el guante de la mano derecha, a las mujeres les estaba permitido dar la mano enguantada, pero ella marcaría la diferencia ahora.

—¡¡Dora!!, que gusto verla después de tanto tiempo…— dijo el sujeto meloso hasta la saciedad, hacía ya cuatro años que no conversaban; en aquel entonces había sido “Señora Dunhill” que donaba el financiamiento del arreglo de los palcos especiales del Teatro Municipal en su calidad de miembro honorario, ella y su familia. Ahora era sólo “Dora” para él, y entonces, para Dora, este sujeto sería sólo “Rodolfo” para ella. También Dora obtuvo otra pista de este tratamiento algo demasiado familiar, Rodolfo adivinaba que ella iba a pedirle algo, de modo que el trato estaba a favor del sujeto, pero Dora no se amilanaba, pese a que lo que quería pedir era, a lo menos, extravagante.

ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora