PARTE 10 - LA PASIÓN

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Definitivamente Tomás no pudo soportar más a la academia con la que se había aso- ciado, luego de muchas controversias, conversaciones, deliberaciones (y negociaciones), todos los chicos de la academia “extranjera” se fueron. Tomás cambió “El Amor Brujo” por “El Cascanueces”; Atkinson estaba feliz, dejó de estarlo cuando Tomás decidió que el cascanueces sería Alonso, pero no protestó, además, Alonso era realmente excelente. Sin embargo, Tomás igual debió asociarse a otra academia, mucho menos numerosa; ensayaron juntos, estos nuevos muchachos eran mucho más ordenados, algunos de sus integrantes claramente mejores; Tomás había logrado raptar a dos de los mejores integrantes de la academia previa con la que se había asociado, una chica, Macarena, y un muchacho, Yvan (así: con Y griega). Buenos, realmente buenos. Y hermosos, ¡hermosísimos!…

Atkinson sería Drosselmeier, Yvan interpretaría al rey de los ratones, el resto del elenco sería el ejército de ratones. Alonso el Cascanueces. Macarena sería Clara. Mauricio el muñeco [léase sirviente] de Drosselmeier. Tomás temió que Atkinson se pusiera celoso, Herr Drosselmeier tenía un rol muy protagónico, no inferior al de El Cascanueces, pero no pasó nada de eso. Todavía.

La tramoya del enfrentamiento entre el rey de los ratones y el cascanueces fue complicado enormemente por Tomás. Se usarían sables verdaderos, así cada movimiento debía ser estudiado y planificado, un solo golpe mal dado y sus artistas terminarían en un servicio de urgencia, sino en la morgue.

En el ensayo primero, Alonso e Yvan se miraron, en la subida a la copa del árbol de navidad, deberían trepar por una escala disimulada entre las ramas y enfrentarse con las espadas de afilado y mortal acero… no era broma, esos sables podían matar…

Ambos protagonistas debían cruzar las armas y pegar los pechos el uno contra el otro, Tomás quería ganar el concurso estatal de academias artísticas, jamás confesaría que tenía problemas económicos, y cambió el argumento, al menos las evoluciones del ballet original. Los hizo moverse el uno contra el otro, y aún, pese a los innumerables ensayos salía artificial, todos los chicos se fueron cansando, ya haciéndose tarde se fueron yendo. Mauricio debió irse, para Atkinson fue duro, pero debió irse también; al final sólo Alonso e Yvan quedaron ensayando. Tomás no estaba preocupado de Drosselmeier, At era demasiado bueno, y los pasos del extraño mago eran un juguete para Atkinson. Pero estaba mortificado, At quería estrellato, y Tomás (astutamente) no se lo dio y At era demasiado orgulloso para rogar. At debía acostumbrarse a no ser siempre “el único” en este conjunto de baile.

***

Pese a los esfuerzos de Tomás, Alonso e Yvan aparecían artificiosos. Tomás estaba desesperado. Pero no los retaría increpándolos duramente, de ser así se arriesgaba a que se desbandaran nuevamente, y esta vez n o estaba Mijj para convencerlos de volver.

—¡Chicos, chicos!… ¡chavales!... miren…los movimientos que hacen son técnicamente excelentes, pero se ven como… no sé… como marionetas… esta es una pelea… una lucha… ¡se quieren matar!… es como una…”

Tomás sacudió las manos ansiosamente buscando la palabra que necesitaba, arrojó lejos sus lentes con una pasión fuera de sí, y supo lo que quería decir a los muchachos…

—…Pasión…— dijo final y triunfalmente, lo dijo con entusiasmo, era lo que quería, que la escena tuviera pasión, exaltación, viveza, no sólo una escenificación, quería sentimientos, la lucha entre ellos debiera ser desde el alma, casi verdadera. Tomás quería un acto verídico…

—… Por favor, crucen las espadas, en el re sostenido, presionen con fuerza una contra la otra, mírense sin odio, pero con desafío… quiero fuerza… pero delicadeza… quiero… PASIÓN… ¿me explico?— presionó la tecla play. —Veamos… Alonso e Yvan asumieron la posición previa.

ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora