ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -

PARTE 45 - LLORABAN DE EMOCIÓN...

PARTE 45 - LLORABAN DE EMOCIÓN... DEAMARSE DE LA MANERA QUE SE AMABAN...

La semana entera, y función tras función el éxito era resonante, en la última noche de presentaciones, Tomás, ebrio de triunfo, sentado en su camerino, ya preparado para la cena, luego de bañarse con cierta parsimonia, esperando que se le quitara la euforia, escuchó unos discretos golpes en la puerta, abrió. Un joven acomodador, aparatosamente vestido de rojos y dorados, estaba frente a él.

—Disculpe maestro, una persona insiste en verlo, ésta es su tarjeta— y le entregó una elegante cartón de visita. Leyó casi desmayándose "Recaredo Ferrer, manager Comunicaciones SA. Catalunyia, España".

—Lléveme donde esta persona, por favor. — Dijo con ansiedad.

—Acompáñeme, por favor— le respondió el amable joven. El acomodador salió seguido de Tomás, hubiera querido correr, tal era su ansiedad; recorrieron todas las dependencias hasta la sala VIP del teatro, un espacio sobrio pero primorosamente decorado, con una gran foto del hermoso Alonso y varios galvanos, y muchos diplomas, que se acumulaban en una carpeta. Retratos de los chicos con personalidades de mundo político y artístico.

Tomás entró y frente a él,... estaba él mismo. Años más joven, pero él mismo. El hombre joven era buenmozo, tan alto como Tomás. Se miraron, no se dijeron anda, se reconocieron en el tiempo y en la distancia, Tomás quiso saltar a los brazos de su hijo, al que sólo recordaba como un infante de pecho, pero estaba paralizado, lo mismo ocurría con Recaredo, el acomodador supo de inmediato quien era el joven, a Tomás lo conocía por supuesto, le había servido innumerables tazas de café y le había retirado cómplice y secretamente las colillas de puros y cigarrillos; el silencio entre ambos hombres era elocuente, el lindo muchacho los saludó moviendo discretamente la cabeza y se retiró cerrando la puerta.

Recaredo hizo el primer movimiento, le estiró los brazos y los abrió, Tomás no resistió más, hizo una mueca, ya no vio claro nada más, las lágrimas le arrasaron los ojos. Se abrazaron estrechamente...

***

Los comensales hicieron un brindis, las fotos de rigor, los periodistas fueron invitados

"cordialmente"... ...a retirarse.

La comida en realidad era privada, se echó de menos a Tomás, que llamó a Rueda diciéndole que eventualmente no asistiría por otros asuntos emergentes. Víctor lo comunicó y una sombra de preocupación se tendió sobre ellos.

Ya avanzada la cena, Osvaldo fue el primero en ver entrar a Tomás... con Tomás... pero más joven, su cara fue de tal sorpresa que llamó la atención de todos y se dieron vuelta varios a ver qué ocurría, de a poco el silencio se fue apoderando de la sala.

—Lamento llegar tarde, y he venido con un invitado demaz, ya zé que no ez formal, pero me comprenderéiz todoz... amigaz, amigoz, lez prezento a Recaredo Ferrer, Recaredo ez mi hijo, y por ezo me he permitido invitarlo, zé que lo recibiréiz bien...— su acento español se había cerrado aún más.

—Buenaz Noshez a Todoz— dijo el joven con un fuerte (¡tremendo en verdad!) acento español y voz grave. Casi como la de Tomás. Se fue acercando a todos y saludó de mano con un apretón definitivamente más fuerte de lo conveniente, incluso a Dora, que le respondió de igual forma, ambos se sonrieron y supieron que se caían bien. A cada uno de los jóvenes los saludó de igual manera, donde se encontró con la horma de su zapato, o el guante de su mano mejor dicho, fue con el padre de Mauricio, se sacudieron la mano incluso, terminadas las rudas formalidades impuestas por el español Recaredo (que se dijo catalán y no español), se sentó frente a los muchachos, Atkinson seguía siendo una especie de líder, pero este liderazgo se estaba diluyendo paulatinamente y el mismo joven se estaba encargando de disolverlo, le era incómodo, y los chicos ya eran adultos, sólo Chico Javier y Demian eran menores de edad y ya estaban resolviendo sus propios asuntos por sus propios medios.