ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -

PARTE 24 - ¿QUE LE DIRÁ ÉL A SUS PADRES?

PARTE 24 - ¿QUE LE DIRÁ ÉL A SUS PADRES?

 

Mamá, Mauricio me invitó a su casa este fin de semana, me gustaría ir, es muy tranquilo allá… por favor, denme permiso…— Atkinson hizo la petición con bastante renuencia, los recientes acontecimientos aún reverberaban en su casa.

Dora levantó la mirada de su libro (le gustaba Michael Crichton), — ¿Quiénes irán At? —, preguntó Dora.

Atkinson quiso mentir, pero sabía que ésa ya no era una opción con su madre. — Yvan, Demian a quien le dieron permiso, y obviamente Mauricio que es su casa— Respondió Atkinson. —Oh, quizás lleve a Pantaleón — Agregó en tono resuelto. Fingido en verdad.

—Bien, creo que puedes ir, sin embargo, hijo, hay un par de cosas que debo señalarte:

primero, Pantaleón se queda aquí, no irás con él, hacerte cargo de un animal que ya pesa más de 40 kilos está fuera de toda discusión. ¿Vale?

—Correcto mamá, Pantaleón se queda… ¿el otro punto? — Dijo algo altanero nuestro buen Atkinson.

Dora bajó el libro que leía, puso un dedo marcando las páginas donde iba su lectura.

Suspiró, mirando a At por sobre los lentes le dijo de manera casi solemne.

—Demian. … Demian es el otro punto. Es un jovencito aún, está claro para sus padres, y también para nosotros, el flujo que existe entre ustedes, sus padres vinieron acá, casi a hacer un escándalo, no quiero que eso se repita de nuevo, bajo ninguna circunstancia, y eso pasa por la integridad del muchacho,… ¡su integridad completa Atkinson!, emocional y física, ambas son importantes, tanto para sus padres, en interés de él mismo, y por supuesto de tu seguridad y tu propio interés. Si lo dañas me será difícil defenderte de Carolina. Lamento ser brutal, pero el chiquito se irá virgen y volverá virgen, entiendo y creo que no hiciste otra cosa más que tocarlo en su “espaldita y sus caderitas”, y eso NO DEBE volver a suceder, al menos hasta un tiempo en que el “angelito” ése sea responsable de sí mismo, si no te comprometes a eso, simplemente te prohíbo ir, y no hay discusión al respecto. ¿Atkinson, sí?

Atkinson la miró escandalizado.

—No me interesa tu escándalo, me interesa tu palabra, de lo contrario no vas, ¡tan simple como eso!… — sentenció Dora con tanta resolución y firmeza que Atkinson decidió jugar al ofendido explícito...

—Lo que me dices, mamá, me ofende…

—Atkinson, lamento ofenderte, pero quiero tu seguridad, tanto física como emocional, y un escándalo no te hará nada de bien, en especial para tu carrera, te protejo a ti y tu futuro, cuando seas adulto, haz lo que quieras. Ahora, si quieres ir, necesito tu compromiso, de lo contrario te quedas acá…

—Bien, no le haré nada a Demian, ni a él ni a su poto…— respondió Atkinson levantando la voz más de lo conveniente, mosqueado y con ira insolente.

—Atkinson, ¡tu grosería es intolerable!, ¡retira tus palabras y tu tono, o te quedas acá,

sin discusión alguna!…— y Dora se incorporó cuan alta era, dejando a Atkinson quince centímetros más abajo que ella, y mirándolo directamente a los azules ojos que chispeaban de ira.

Vencido, Atkinson dio disculpas, prometió que no “le haría nada” a Demian. Su madre lo miró de arriba abajo.

***

Atkinson dejó su casa, antes se despidió de Pantaleón, que se quedó mirándolo desde la verja conforme se alejaba, el animal gruñó lastimeramente. Atkinson se dio vuelta.