PARTE 21 - EL PRIMER VUELO

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PARTE 21 EL PRIMER VUELO

Demian, gira a la derecha, brush… bien, recoge la pierna, la otra, ahora todo de vuelta, sujeta la barra, giiirrrrraaaa… brush, brush, brush… en el fa, en el fa… ¡¡ya!!!  

— Atkinson dirigía a Demian cuya malla escurría sudor, dejándola brillante. — Mira el espejo, mira tu pierna derecha, dedos sueltos, cara levantada, ¡la mariposa!... muy bien… ahora al ritmo… uno, dos, tres, uno, dos, tres…— Aunque los tres entrenaban juntos, el agotado Demian se movía sólo por entusiasmo. Sus piernas tiritaban y Atkinson, Yvan y Mauricio lo presionaban hasta casi el abuso.

—Bien, Atkinson… se desmayará… déjalo descansar…— dijo Mauricio finalmente. Los también exhaustos muchachos se acercaron a la barra, tomaron a Demian y lo depositaron en el piso, le frotaron el cuerpo para sacarlo del tetanismo y calambres. Les sonrió.

El director del ballet hizo su aparición, triunfal, vio a los chicos que masajeaban a Demian.

—Que se dé una ducha con agua caliente… ¿estuvo bien?— el hombre aparecía meloso, pero los chicos confiaban tanto en él como apretarse los dedos en la puerta. En especial Atkinson que lo había visto muy cercano a Demian y estaba seguro que el poto del muchacho era una obsesión para el director. Aparte de “estos pequeños detalles” este director era muy bueno, tenía una técnica singular, él hacía los pasos, pero a tal lentitud que no cabía duda qué era lo que pedía, y los alumnos lo seguían, sus saltos no eran brillantes, pero podía demostrar cada músculo que debía moverse, manejaba con tal habilidad su cuerpo que era capaz de mostrar cada paquete muscular, de hecho era un experto anatomista, conocía cada músculo, su inserción, su función, sus capacidades, y sus restricciones, agregaba que los músculos eran animales a los que había que domesticar, de hecho Demian había adquirido una elasticidad asombroso en apenas un mes, había prendido a manejar su longissimus dorsi y gemelos, y tríceps y cada dedo fue una lucha. Del director aprendieron Atkinson, Mauricio e Yvan cosas que no habían aprendido con Ferrer, aunque reconocían en su ex maestro a un genio de enormes potencialidades creadores, los que este director simplemente no ostentaba. Era un decidido defensor del purismo, no sin razón, pero ello también lo dejaba en un limbo algo plano y chato. El arte es creación, Tomas lo era, y fantástico, este director era un seguidor de tradiciones, y eso lo traicionaba, pero su técnica era completamente incomparable.

***

Salieron los muchachos del Teatro Municipal, caminaron por San Antonio hacia la Alameda Bernardo O’Higgins. El padre de Mauricio lo esperaba, se excusó de no ir a dejarlos, pero su esposa estaba un poco resfriada y debían volver pronto. Tomaron los tres un taxi, que dejó primero a Yvan en su casa, luego se dirigió a la de Demian en La Reina.

Desde su encuentro en la casa enterrada de Mauricio, ni siquiera habían conversado acerca de los hechos que los había arrastrado al mundo romántico primero y al de la pasión después. Ahora, se tomaron de la mano, se miraron sin disimulo. Al llegar a la casa de Demian, se despidieron de beso en la cara, pero muy cerca de los labios.

Demian entró a su casa, acarició al montón de pelos que era el Collie, saludó a sus papás, a su hermana, llevó sus ropas sudadas a la lavadora. Se lavó lo dientes, se metió a la cama, cerró los ojos, y despertó enseguida, es decir 12 horas después, exactamente en la misma posición en que se acostó. Estudió sus materias de colegio (estaba atrasado) y siguió ensayando, en no más de tres meses, su abdomen casi infantil se había hundido, hasta hacerse una cavidad que podía endurecer a voluntad como un madero, comía como jamás antes en su vida, se había hecho una bestia: hasta un kilogramo de carne diario, dos litros de leche y tres porciones de arroz por vez, ingentes cantidades de verdura que nadaban en aceite de oliva; se alcanzó a fumar tres cigarrillos en su vida, los mismos que había abandonado para siempre desde que inició su entrenamiento con Tomás y luego con Atkinson. Lucía los músculos abdominales que él llamaba “calugas” y que eran clara envidia de sus compañeros de colegio. Maldijo su primera espinilla en su inmaculado rostro, justo en el mentón. Sus emociones lo enredaban inexorablemente a Atkinson, no trataba de eludirlas, por el contrario, se fascinaba a cada momento más, e inició el extraño proceso del enamoramiento inconsciente: empezó a imitarlo, desde las palabras, el tono de voz, la sonrisa mágica (le resultaba bastante bien), el modo de caminar y como cortar la carne, pasar el tenedor a la mano derecha y de ahí llevarlo a la boca. Demian era miembro de una familia refinada, pero la influencia de At era poderosa y se hizo un “preppy” en los modales y en su vestimenta, desechó definitivamente la idea de hacerse un “piercing”, cuanto menso un tatuaje.

ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora