PARTE 33 - TOMÁS Y EL ESPEJO

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PARTE 33 - TOMÁS Y EL ESPEJO

¡Uno, dos tres...! fouette... en primera... bajen... bajen, bajen... más... ¡mantengannnn...!, ¡Atkinson, corrige las posiciones!... — Decía un entusiasmado Tomás con renovadas fuerzas a un conjunto de bailarines que acosaban a Atkinson.

—Otra vez,... Atkinson, haz lo pasos... brush, brusshhh, brush... ¡¡Demian!!... ¡corrige!... Mauricio, ¡de nuevo!, ¡¡enseña chaval, enseña!!... ¡¡que ya te afeitas...!!!— Los jóvenes alumnos traspiraban, se quejaban y gemían. A Chico le arreglaba piernas, caderas, brazos y manos. At estaba agotado, casi al borde del tetanismo. Todos le tocaron el poto A Chico para que lo entrara y enderezara la espalda. Demian le metió disimuladamente la mano en el trasero hasta que corrigió la posición.

Un insolente Sorry se acomodaba entre las toallas de cualquiera, miraba desde allí, con su mentón brillante y renegrido, no sólo a los noveles bailarines, sino a su amo Atkinson, al que seguía fuere donde fuere.

***

Hacía tiempo que Atkinson quería conversar con sus amigos, tenía una idea que le rondaba en la cabeza, pero estaba muy renuente, sin embargo su entusiasmo era tal que logró vencer las ganas de echarse a dormir en cualquier parte. Decidió que ya era tiempo de conversar con ellos.

Su idea significaba dinero. Mucho dinero. Después del ensayo y la prolongada ducha fueron a comer al local del gordo Rodolfo. Ya se habían enterado que el cocinero había fallecido de SIDA, se reunieron en torno a una mesa que les sorprendió por lo limpia primero y luego por la elegancia de la misma, hasta flores tenía, sobre la mesa no había un hule sucio y roto, había sido reemplazado por un paño hasta considerable de fino; para el gordo Rodolfo tener a esas personas le era particularmente interesante, (además se agregaba ese animal peludo y atento a todo que le gruñía con poco entusiasmo) su negocio podría llegar a transformarse en el local de las estrellas, como había sido el café El Candil en algún momento, esa gente podría levantar su local, la bohemia podía ser muy próspera y muy pródiga, así recibiría gratis a los muchachos, y si todo andaba bien, podría acoger no sólo a bailarines, a toda la intelectualidad local, y si eran famosos sus consumos serían gratis, sólo bastaba que vinieran. Los demás mortales llegarían solos.

Los sueños de Rodolfo "Gordo" corrían a la par con la admiración creciente (y enamoramiento sin límites) por Atkinson, aparte de verlo hermoso, le parecía que el muchacho de sus sueños era una especie de líder de los jóvenes, sin duda un líder caprichoso y a veces tonto, y ese liderazgo parecía tener lugar ahora.

—Rodolfo, ¿te importa que vayamos arriba?, tenemos que conversar, aquí está algo bullicioso, además ¿podrías traernos un hot dog 'Rodolfito' a cada uno? — le indicó Atkinson en tono amable.

[¡¡Para usted todo, encanto!!... ¡¡se lo chupo todo!!], pensó Rodolfo...

— ¡Por supuesto, adelante por favor! — le indicó en el más correcto tono. Nunca ejerció de abogado, pero tenía el roce de un profesional culto, pero calavera toda su vida.

Conversaron de cosas triviales, At no sabía cómo llegar al punto, pero se recordó de Edgard que decía que la mejor manera de arrancar un puto rábano era tomar al puto rábano mismo... no las putas hojas.

—Chicos, aún tenemos el dinero que nos pagaron por la gira... ¿sí?— preguntó con aplomo que en ese momento era puro teatro.

Todos lo miraron con curiosidad, era una pregunta completamente inusual y aún inapropiada, esa era una información personal, pero aún así esperaron que Atkinson diera a entender que quería decir con esa pregunta. Nadie le contestó directamente, algunos afirmaron con timidez.

ATKINSON - AMOR ADOLESCENTE - Erótica -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora