Mi confusión era evidente en mi rostro al leer mi nombre en el libro de paginas amarillentas, mis preguntas surgían mas respuestas lógicas no conseguía, trate de convencerme de que de era pura casualidad, mas algo en mi interior me decía que no era así. Cuando me dispuse a cambiar la pagina, una suave voz se escucho a mi alrededor, pase por los angostos estantes y comencé a caminar hacia la dulce melodía, cuando mas me acercaba, mas se intensificaba; seguí caminando dejando atrás hileras de libros. En una silla de espaldas se encontraba una cabellera amarilla, movía sus pies de un lado a otro como una niña pequeña.
-la luz de la luna ilumino mi camino, ya no tengo miedo, conozco mi destino, volare como un ave cuando va a emigrar, mi corazón se acelera cuando empiezo a cantar.
sus notas salían con tanta fluidez, que sinceramente, me quede hipnotizada escuchando su voz, me acerque de una forma lenta hacia ella y cuando estaba a un metro de ella dejo que cantar, volteo su cabeza en mi dirección, sus ojos estaban abiertos, mas, su mirada parecía perdida, y aun lado de su silla había un bastón
-Quien esta hay? hable por favor- dijo girando su cabeza hacia los lados.
hay fue que caí en cuenta.
-eres ciega- me tape la boca al instante de decir esas palabras, ella puso una sonrisa de lado y acomodo la silla, de forma de que ahora estaba sentada en mi dirección.
-pues si, no todas la criaturas sobrenaturales son perfectas, lastimosamente, e sido ciega toda mi vida- dijo jugando con el bastón.- me llamo Sofia, y tu?.
-mi nombre es charlie.-conteste sentándome a un lado de ella.- cantas muy hermoso.
-oh... gracias, es la canción de la luna, me la enseño mi madre a muy corta edad.-hablo con sus mejillas ruborizadas .-puedo ver tu mano?
su pregunta se me hizo extraña, pero yo le di mi mano sin rechistar, la tomo entre sus delicados dedos y parpadeo varias veces, su respiración se hizo entrecortada y sus manos comenzaron a temblar, soltó mi mano de un golpe y empezó a temblar.
-oye estas bien? que tienes? que puedo hacer?- le dije al instante, estaba preocupada.
ella se quedo quieta un momento, mas, su respiración comenzó a ser normal.
-eres tu- susurro- tu eres la mate del rey, eres la mate de Stefhan!- su felicidad era mucha, que pena que no podía compartir su alegría- eres la elegida...
su ultima frase no la logre entender, estaba fuera de mis conocimientos, y para cuando me dispuse a preguntarle, su voz se escucho de entre las tinieblas.
- no deberías estar aquí sofia, y menos con mi luna- su voz sonaba profunda y suave, totalmente diferente a su versión obsesiva que vi al conocerlo- pero, creo que ya la conociste bien, ya me la puedo llevar-su sonrisa era hipócrita, dejando atrás todo lo dulce de su voz, cuando llego a donde estábamos, me tomo de la cintura, intente separarme mas el solo apretó mas su agarre, haciendo que mi cintura doliera ante el acto- pero antes, dime- hablo como si nada estuviera pasando.-que ha visto mi pequeña brujita en su bola de cristal- mis ojos se agrandaron y mi sorpresa fue mucha.
-existen estas bestias, no deben ser los únicos seres sobrenaturales en la tierra- pensé.
-Es la elegida stephan- dijo acomodándose en su silla, de modo de que quedo en posición de indio, comenzando a tararear de nuevo aquella melodía que había estado cantando tiempo atrás- no puedes evitarlo, la profesia esta llegando- dijo moviendo su cabeza de un lado a otro, con una sonrisa burlona.
Los ojos de Stephan se convirtieron de un color rojo sangre, su agarre se hizo mas fuerte y sin decir una palabra me jalo del brazo sacándonos de la biblioteca, que mucho mas tarde se convertiría en mi refugio para mis lamentos. Nos dirigía de nuevo hacia la habitación deprimente, sus pasos firmes igual que su agarre, entramos por las dichosas puertas blancas, apenas estas se cerraron , Stephan tal como una bestia me estampo contra la pared, causando que mi espalda completa y mi cabeza dolieran de una forma intensa.
Me soltó y empezó a caminar de espaldas, hablando en susurros inaudibles, mas luego su risa llego después, frenética y desquiciada, se acerco a mi y me tomo de la cara, para luego besarme.
Sus labios eran suaves y dulces, transmitían tanto amor y rabia, por parte de el.
Por parte mía?
Solo era angustia y desesperación; intente alejarme, movía la cara de un lado a otro, intentando separarme, mas este tomo mi cara con sus manos, inmovilizándola, intente cerrar mis labios pero el mordió mi labio de tal manera de que sangró, abrí mis labios por instinto, esa fue la oportunidad que el atrapo, para profundizar el beso. Mis pulmones pedían oxigeno desesperada mente, Stephan se separo de mi de forma lenta, dejando que un hilo de saliva se quedara entre nosotros.
-tu- dijo el- eres mía! no me vas desobedecer en nada, tienes que estar de mi lado siempre, a mi favor, no importa lo que te diga la gente, tu me tienes que obedecer a mi en todo.-sus ojos seguían rojos y sus colmillos afilados se mostraron.
-creí que no era una esclava- hable por impotencia.
se quedo quieto durante un momento, su sonrisa de mostró, blanca cual nieve; me tomo de la cintura y me pego a su cuerpo, me tomo el pelo y me lo jalo hacia atrás, dejando mi cuello al descubierto, me beso de nuevo, mas por un corto tiempo.
-no sabes lo hermosa que te ves cuando estas enojada.-se ríe mientras dice eso, para luego soltarme el cabello y separarse de mi, seguí su caminar con la mirada, saco algo de un cajón y se dirijo denuedo hacia mi- este- dijo mostrándome un collar en forma de luna.
-era de mi madre- dijo poniéndome el collar.- se asegura de que siempre estés segura y es una de las tantas muestras, que tendrás de amor por mi.
no sabia que decir, su bipolaridad era tanta, de un momento a otro paso de tener odio a felicidad; solo dije lo que pensé que sonaría mejor.
-acepto tu obsequio, como muestra de tu afecto- mi voz sonaba asquerosa ante mis oídos, repulsión hacia mi misma .
el solo me sonrió.
-Eres mía Charlie.
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REY STEPHAN
WerewolfOscuridad Esa palabra describía el mundo en este entorno de la historia, donde cada región de la tierra era gobernada por ellos, muchos los llaman bestias, otros, licántropos, y los adolescentes prematuros los llaman hombres lobos, todos los llaman...