Capítulo 22

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Somos circunstancias que nunca debimos ser.

Uno.
Dos.
Tres.

Mi respiración estaba agitada por cada golpe, Selena ni tenía piedad pero creo que la entiendo, por más que me caiga mal.

Esquiva.
Abajo.
Ataca.

Nos movíamos en todo el ring dándonos golpes que sin duda dejarían marcas; le doy una patada en el abdomen y cae al suelo, ríe un poco tocando el lugar de el efecto y se levanta.

—Luego de 4 meses creo que ya avanzaste bastante, y a buena hora. —Dijo para que luego golpearme en el hombro, y sólo pude sonreír; nuestra relación había cambiado con el paso del tiempo, y ya todo se sentia normal, o bueno, se convirtió en algo normal.

Stephan se fue por asuntos de negocios, no se donde esta, pero según escuche, hay revueltas en varios  países y necesitaban su asistencia, así que, estos 4 meses han sido perfectos.

Nadie se a dado cuenta de que yo maté a esa hada, Selena mantiene el secreto ya que según ella, podría armar una guerra antes de tiempo, lo normal pues.

—Lo se, ya era tiempo de que te ganará una pelea, y no sabes lo feliz y satisfactorio que se sintió. — Dije haciendo gestos con mi rostro y mis manos para bajarme del gran ring seguida de ella.

—Fue pura suerte idiota, no me estés retando.— Rie por lo bajo.

Tomo el posillo del agua y tomó un gran sorbo, a mi lado se sienta Selena, quitándose las cintas de las manos.

—¿Como te va con las clases de magia con los hermanos Russo?

—Bien, ya todo está mejor de lo que creí, mira esto.— Estire mi mano hacia un cuchillo, mirándolo fijamente. — Levilvis.

En eso el cuchillo levito en el aire, y con un movimiento de mi mano se clavó en la frente de un muñeco inflable que estaba lli a un lado, haciendo que se le saliera todo el aire.

—No es tan impresionante.— Dijo Selena haciendo más pequeños sus hombros.

—Dure 2 días tratando de hacer eso.—  Mi cara estaba en blanco, digna para un meme.— No me juzgue.

—Si, si, si; Vamos arriba, es hora de cenar.

Subimos por las escaleras y entramos al laberinto de pasillos, a la lejanía, pude ver aquella puerta en la que me refugiaba desde hace un tiempo.
Aquel lugar donde me llevo Stephan hace ya un tiempo; aveces me pregunto sobre cómo estará, no puedo aceptar eso porque me doy cuenta de que le estoy dando importancia... Que horrible.

Llegamos al gran comedor u ya los platos estaban servidos, habían sirvientes a los costados del salón, pero lo curioso fue, que la silla de Stephan tenía también manjares.

—Disculpe.— Le dije a una chica que estaba sirviendo el refresco.—¿Viene alguien importante hoy?

—¿No se enteró?.— Me dijo con duda.— El rey Stephan regreso.

Shock.
Uno.
Dos.
Tres.

¿Qué?.— Hablé perpleja. Hacia meses que no sabía nada de él, y quería que siguiera así, aunque muy en mi interior, algo muy pequeño, lo quería ver.

En eso, escuché unos pasos casi inaudibles a mis espaldas, un frío inexplicable envolvió mi cuerpo y un cosquilleo se posicionó en mi oído.

Buh.— Escuché el pequeño susurro en mi oído.

Me di la vuelta y si, ahí estaba el, tan radiante como siempre con su formidable saco negro, su cabello bien arreglado y una sonrisa burlona.

Me di la vuelta y si, ahí estaba el, tan radiante como siempre con su formidable saco negro, su cabello bien arreglado y una sonrisa burlona

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(Para que se den una idea)

—¿Me extrañaste?.— Dijo tocando mi cabello suavemente, y, de manera extraña, su mirada ya no era burlona, era más tierna.

—Ya quisieras.— Respondí tomando asiento para comenzar a comer.

—Tan dulce como siempre Li-Li.—Dijo sentándose igual mientras soltaba un suspiro.

Empecé a comer en silencio, aunque Stephan no paraba de hablar y hacerme preguntas.

—Pero definitivamente mi lugar favorito fue Corea del sur, fue tan pintoresco a como lo recordaba. — Dijo mientras comía langosta. El al ver que no iba a responder, tomo a la langosta y la puso casi en mi cara.— Vamos Li-Li, sonríe que el que madura se arruga.

—¿Porque me dices Li-Li?. — Dije apartando el animal de mi cara.

Este agarro y le quito algo para luego metérselo a la boca.

—Charlie, un nombre algo aburrido, pero  tomas y agarras el Char para botarlo en la basura.
Y creas el Li-Li, la e también la ignoras, pero ahora me acabo de dar cuenta de que es una muy larga explicación para un sobrenombre. Come, vamos a ir a un sitio.

—¿Adonde vamos?.— Pregunté con curiosidad, hace ya un tiempo que no salgo de los territorios de la mansión.

—Es una sorpresa, ya te hicieron tus  maletas, no te molestes por arreglar algo, sólo disfruta.— Me sonrió.

Que.
Esta.
Pasando.

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Mood: Depresión activada.

REY STEPHAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora