Capitulo 11

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Luego de esa escena majestuosa que otorgaba la naturaleza, nos quedamos unos minutos en silencio, Sofía jugaba con sus manos mientras que yo contemplaba a las estrellas que hacían su debut en la mágica noche, ella tomo mi brazo y de nuevo esa horrible sensación en mi cuerpo hizo su aparición, de un momento a otro caí en algo que era suave y a la vez puntiagudo, abrí los ojos y me encontraba en uno de los tantos jardines que se encontraban en la propiedad real, de nuevo unas arcadas vinieron a mi cuerpo, de modo que me puse de lado al pensar que iba a vomitar; y Sofía simplemente se estaba muriendo a risotadas.

-Amo la tele transportación, me da cosquillas.- dijo al estar más calmada para luego buscar en el suelo su bastón, yo solo murmure un <bien por ti>.

Me levante luego de que las náuseas se fueran de forma repentina, ya al estar de pie eche la cabeza hacia atrás e inhale con fuerza aun escuchando la pequeña y dulce risa de Sofía, la mire y vi que estaba haciendo una especie de ángeles de nieve en la grama.

-Me atrevo a preguntar.- dije.- Numero 1: por qué haces ángeles de nieve en pleno Abril? Y pregunta numero 2: porque me trajiste aquí?

Ella se detuvo y se levantó en menos de lo canta un gallo, me tomo la mano y comenzó a caminar conmigo a rastras.

-Es por diversión amargada, y para lo otro, aquí es donde mi mama se puede comunicar conmigo.- respondió Sofía a mis preguntas, solté un pequeño jadeo mostrando mi confusión a lo último que dijo, ella soltó un bufido al momento en el que giramos una estatua de un ángel.- Recuerdas que cuando nos conocimos te dije que mi madre era la bruja real, ella está en una pequeña aldea al norte de Canadá, casi en la frontera, ella solo viene cuando Stefhan se lo pide, cuando en un asunto de mucha importancia, para los demás asuntos más... bajados de intensidad, si digámosle así, él me tiene a mí; en fin mi madre me envía cartas para poder comunicarse conmigo debido a que no es muy fanática de las cosas de los mundanos. Me podrías decir si hay por aquí un pequeño árbol muerto?.

- Em...- dije observando mi alrededor, a un lado en una banca blanca se encontraba el pequeño árbol, de poco tamaño y de ramas y hojas caídas.-si aquí está, a nuestra derecha.- musite.

-Perfecto.- dijo soltándome y caminando hacia la banca y con su bastón golpeando el suelo, ella se sentó y yo imite el acto, esperamos unos minutos más nada pasaba.- Stefhan te dio el collar de su madre? Lo vi cuando caminábamos hasta aquí, al tocarte.- yo simplemente murmure un pequeño: . Tome el collar y jugué con él, más después lo deje en paz. Un silencio inundo el lugar, y Sofía comenzó a cantar

-Con el poder de cinco lobos el rey los derrotara, corran corran por sus vidas la guerra ganara, y con sus garras en alto, demostrara nuestro poder, entre tantos humanos el subirá al trono como un rey.- Cantaba suavemente esa canción que hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo entero, pensé que se detendría debido a que la canción supuestamente terminaba hay, mas fue una sorpresa que esta siguiera canturreando esa fría canción.- Habrá noches de agonía y de soledad, pero valdrá la pena cuando el mundo hemos de controlar, todas las razas unidas, con el fin de acabar nuestra mala suerte, dirigidos por un ser fuerte, ese es el rey.- alargo la última nota.

-No sabía que existiera esa parte de la canción.- susurre.

-La mayoría de los mundanos no conocen esa parte, solo se saben la primera, y aun así, se llenan de temor al escucharla.-Dijo Sofía con educación, lo cual no había mostrado casi desde que la conocí.- Escuchas eso?- afine mi oído mas no logre escuchar nada que no fuera la suave brisa de la noche y el zumbido que hacían los faroles.- Es hapmicht!- Que?

Una lechuza blanca y de ojos que parecían que te fuesen a extraer el alma apareció en el cielo, descendió hasta llegar al hombro de Sofía, esta con una sonrisa radiante saco una galleta de su bolsillo y se la dio a la lechuza que su nombre tal parece ser Hapmicht, Sofía le decía cosas cursis como <Te extrañe bebe> <Eres la mejor lechuza del mundo, verdad?>; De la pata de Hapmicht colgaba un pergamino amarillento y con un sello de cera color azul, el cual tenía la forma de un sombrero puntiagudo.

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