Paranoia [Teen Wolf]

38. Keeping up

38. Keeping up

Con lentitud fui guardando los libros y cuadernos necesarios para mis clases. Estaba cansada. No sé si por la pesadilla y el tener miedo de volverme a dormir, volver a sentir la parálisis o porque lloré demasiado contra el pecho de papá. Habré dormido cuatro horas en total después de despertar gritando.

Suspiré. Seguir pensando en eso no hará desaparecer lo que ocurrió anoche. Sí, Stiles y yo tuvimos una pesadilla simultánea, como centenares de veces después de que mamá murió. No era nada nuevo. Simplemente tengo que dejar de pensar en ello.

Guardé mi libro de Historia. Pero antes de meterlo completamente miré el título. Fruncí el ceño. No entendía una palabra. Las letras estaban en distintos lugares, sin formar una palabra coherente. Pasé mis dedos por el gran título tratando de que así vuelva a la normalidad.

Escuché un aleteo en mi ventana. Aquél ruido me hizo olvidarme por unos segundos de mi libro incomprensible de historia. Lo mantuve agarrado, pero moví mi cuerpo hacia la ventana. Inspeccioné el árbol que decora nuestra casa, pero no vi ningún pájaro.

Justo cuando me estaba por rendir y volver a las palabras ilegibles, rápidamente un pájaro de color negro voló cerca de mi ventana y desapareció hacia la derecha.

—Oye —salté. Me di la vuelta ignorando el susto del pájaro, papá me miró con preocupación—. ¿Estás bien, Sari? —asentí rápidamente. Di un rápido vistazo a la ventana. El pájaro ya no estaba. Bajé la vista y miré el libro de Historia en mis manos. Ahora podía leerlo.

Eso me tranquilizó un poco. No demasiado, pero un poco sí. Con decisión guardé el libro en mi bolso y cerré tal. Al girarme nuevamente, Stiles ya estaba junto a papá, con su mochila en sus hombros. Miró a papá con curiosidad.

—¿Qué es eso? —preguntó señalando la caja de cartón que tenía papá en las manos. Era una de aquellas que usan los policías para guardar los archivos y evidencias.

—Son sólo unos archivos... De la oficina. —explicó papá mirando la caja como si no supiera cómo llegó a sus manos. Tomé mi bolso y me lo colgué de un lado. Observé el sticker amarillo que adornaba la parte inferior de la caja. Me alegré levemente al notar que podía leerla.