54. Una llamada a medianoche

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54. Una llamada a medianoche (2da parte)

La vibración de su celular le alertó. No era de aquellos que dormían profundo. Al menos no desde el fuego. Se pasó una mano por el rostro antes de girarse y agarrar el celular. Su mente apenas se despertaba, pero sabía que si alguien le llamaba a estas horas de la madrugada no era por una buena noticia.

Observó el nombre de quien llamaba y eso le alertó — ¿Sarah? —preguntó al aceptar la llamada. Derek se sentó en la cama—. ¿Qué pasa?

El otro lado de la línea estaba en terrible silencio. Derek agudizó su oído lobuno pero lo único que podía identificar con claridad era una respiración. Esperó unos segundos. Tal vez su novia le había llamado por accidente (no sería la primera vez). Aún así no cortaría la llamada hasta saber que Sarah estaba bien.

—¿Estás ahí, Sarah? —insistió ya con los nervios de punta. Deseaba que fuera un accidente, que Sarah siguiera dormida en su cuarto. Sana y salva. Pero él no nunca tuvo mucha suerte.

¿D-Derek? —escuchó el leve comentario. El lobo no supo saber si eso le tranquilizaba o le ponía aún más nervioso. La voz de Sarah era temblorosa, lo que significaba que tenía miedo. Que estaba en peligro.

Se levantó de golpe de la cama, como si no pudiera quedarse quieto ante el tono de voz de ella — Sarah, ¿qué ocurre? ¿Estás bien? —intentó no atropellarse con sus palabras. Ponerse nervioso no ayudaría a ninguno de los dos. Debía mantener la calma. La chica no respondió y eso le preocupaba más—. ¿Puedes escucharme? ¿Sarah?

Der... No sé dónde estoy... —susurró. Escucharle así hizo que quisiera arrancarle la garganta a alguien. Sarah no parecía estar llorando, pero podría empezar en cualquier momento. Se pasó otra vez la mano por el rostro, tratando de concentrarse. Pero cuando Sarah estaba en peligro esa tarea le costaba el triple—. No sé cómo llegué aquí. Creo... Creo que fui sonámbula. Pero no sé dónde estoy...

Derek suspiró y pensó con detenimiento su siguiente movimiento y palabras — De acuerdo. ¿Puedes ver algo? Dime qué ves, cualquier detalle puede ayudarme a saber dónde estás —explicó sabiendo que eso podría calmarle. Derek escuchó un poco de movimiento a través del teléfono.

Está muy oscuro, pero creo que es una habitación. Piso de concreto... Está muy frío... Hay trampas, mi mano...

De repente, la llamada se cortó. El silencio reinó en el momento. Derek alejó su celular de su oído. La llamada había terminado. Eso le puso más nervioso. Buscó entre sus contactos y tocó el de Sarah.

¡Hola! —dijo la voz de ella. Derek sintió alivio.

—¡Sarah!

—Ahora no puedo atender tu llamada, pero deja un mensaje y después te llamo.

El pecho de Derek inhalaba y exhalaba tremenda cantidad de aire. No era un ataque, pero sí demasiado nerviosismo. Si bien los hombres lobo pueden llegar a sufrir de un ataque de pánico (especialmente aquellos que fueron mordidos) nunca pensó que él tendría uno a su edad. Aún recuerda con lividez cuando se levantaba gritando y llorando, Laura siempre a su lado calmándole. Es una experiencia que nunca querría repetir.

Cortó el mensaje y volvió a intentarlo — ¡Hola! Ahora no puedo atender tu llamada, deja un mensaje y después te llamo. —la emoción en su tono era tan contradictoria al miedo que escuchó en su voz hace unos segundos.

Paranoia [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora