9. Nuevo en el club

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[Jungkook]

Nos encontrábamos corriendo hacia la escuela, Jimin y yo, cuando tropecé, pero no caí, logrando estabilizarme antes de seguir corriendo detrás de mi hermano, quien se había detenido un poco a verificar, creía yo, que no me había hecho daño.

—Ten más cuidado —me dijo, mientras tomaba mi brazo y tiraba de mí, comenzando a correr otra vez, llevándome con él.

Yo no le dije nada, sino que me dejé hacer, sin tener otra opción, especialmente porque estábamos llegando tarde por mi culpa, cosa por la que él me reprendería cuando llegáramos a nuestro destino, justo antes de separarnos y que cada uno se fuera a sus respectivas clases.

Afortunadamente, llegamos justo en el momento en que la campana sonaba, así que tampoco habíamos llegado demasiado tarde.

—La próxima vez voy a dejar que llegues tarde tú solo —se quejó con molestia, mientras caminaba con rapidez por el pasillo.

—Yo te dije que te fueras —le recordé, rodando los ojos.

—Ya, ya —dijo —, deja de pelear. —Entonces estábamos a algunos metros de la puerta de mi salón —. Nos vemos en la hora del almuerzo, ¿de acuerdo? —manifestó, para después acariciar suavemente mis cabellos y comenzar a correr de nuevo, ya que su aula se encontraba en el segundo piso.

Yo no le contesté, pues su tacto me había dejado nervioso y, de nuevo, me invadió el sentimiento de culpa, el cual no desaparecía desde hacía dos días, cuando fue la fiesta de bienvenida. Tampoco es que quisiera dejar de sentir eso, ya que me recordaba el asco de persona que era y lo mal hermano que había sido. No sólo eso, yo lo había traicionado, le había mentido y hasta parecía que casi me había reído en su cara. Esperaba que él nunca se enterara de eso, pues sabía perfectamente cómo reaccionaría y odiaría verlo así a causa mía.

Suspiré, y entonces entré al salón sin dejar de pensar en eso; sin embargo, el profesor ya había llegado, pero me dejó pasar de todas formas. El problema fueron las miradas extrañas que tanto Yugyeom como Bambam me lanzaban al verme, y ni siquiera eran disimulados, por lo que supe que tarde o temprano, cuando pudieran, me llenarían de preguntas acerca de la fiesta. En efecto, ellos me habían visto salir del baño con Yoongi, y gracias a mi estado adormilado inducido por las drogas y el anterior acontecimiento, apenas y recordaba lo que había sucedido con ellos. Sabía que, después de que Yoongi les dijera que se jodieran, tan amable como él solía ser siempre, yo les pedí que nos dejaran en paz y que después podría explicarles qué había sucedido; sin embargo, no les contesté los mensajes en todo el fin de semana, así que imaginaba que, además de estar enojados conmigo, también se estarían muriendo por saber qué había pasado realmente con Yoongi. Tan sólo esperaba que no fueran demasiado duros conmigo, ya que yo aún no superaba lo que había hecho.

Dado que no me encontraba demasiado animado como para seguir el hilo de la clase, terminé por perderme en mis pensamientos, mientras esperaba que el tiempo me matara de alguna manera para que toda esta tortura se acabara. No tenía ganas de estar ahí, ni en ningún otro lugar. Entendía que me sentía de esta manera únicamente por mi causa, pero era inevitable pensar que si Jimin no se hubiera relacionado explícitamente con él, nada de esto hubiera pasado. Si hubiera sido cualquiera, claro que aquella relación me daría igual, pero yo conocía a Yoongi, y no lo tenía en un buen concepto, especialmente porque, aun antes de saber todos aquellos rumores sobre él, yo sabía que era un hijo de puta. Aun así, todavía no comprendía qué fue lo que me llevó a tener sexo con él de nuevo, por qué quise hacérselo y, asimismo, que él me lo hiciera a mí. En aquel momento estaba drogado, incluso un poco borracho, pero de cierta manera sabía lo que estaba haciendo y aun así quise seguir con ello. ¡Ah, esto en serio era un maldito desastre!

Serendipia (Vhope, Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora