26. Hermandad destruida

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[Jungkook]

No sabía por qué lo había hecho. Mi cuerpo había actuado casi por instinto, y terminé acercándome a Jimin lo suficiente para besarlo. Sus labios eran suaves, y aunque no correspondió, y a pesar de que el roce ni siquiera duró más de cinco segundos, pude sentir miles de sensaciones explotando dentro de mí.

Había sido algo que había deseado desde hacía tanto tiempo, y aunque se hubiera hecho realidad, sabía que estaba mal. Jimin era mi hermano, y prácticamente le había robado un beso, porque él no había correspondido en ningún momento, e incluso podría jurar que se había quedado en shock por ello.

Cuando me separé de él, vi que me miraba con los ojos muy abiertos, sin poder hablar. Yo tampoco sabía qué decir, o sea, ¡había besado a mi propio hermano! ¿Qué mierda me sucedía? Y ni siquiera podía encontrar una manera de arreglarlo, porque cualquier excusa que le diera seria descabellada, y él no me creería. Tal vez Jimin a veces era distraído, pero no era tonto.

—¿P-p-por qu-qué...? —se encontraba tartamudeando él. Jamás lo había visto tan nervioso por algo, nunca lo había escuchado tartamudear tanto.

—Déjame solo —le dije, pero mi voz salió casi en un susurro.

—Jungkook... —pronunció mi nombre, mirándome con preocupación, pero yo no necesitaba eso. Quería que se fuera, no quería verlo ahí.

—Vete, Jimin —insistí, sin levantar mi voz todavía; sentía que podría perder la paciencia en cualquier momento.

—Pero... —volvió a hablar, sujetando mi brazo, como si temiera que fuera yo quien se fuera.

Sin embargo, no podía soportar todo esto. Si él me tocaba no podría contenerme de hacer otras cosas, y ya había hecho suficiente por hoy. Así que me levanté, zafándome de su agarre de un tirón.

—He dicho que te vayas —le grité por fin, sintiendo un nudo en mi garganta y que mis ojos escocían —. Vete, Jimin, no quiero que estés aquí, déjame solo —le dije, en el mismo tono de voz.

Él se puso de pie entonces y se me quedó mirando, como con miedo y tristeza, pero no dijo nada más. Sabía que él también quería llorar, pero por el momento no podía consolarlo.

Jimin terminó saliendo de la habitación, cerrando la puerta de un portazo detrás de sí. Yo sólo pude atinar a quedarme parado, mirando la puerta, mientras algunas lágrimas salían de mis ojos. Me sentía tenso, presionado, y no pude hacer más que comenzar a desordenar un poco mi habitación para quitar esa sensación de mi cuerpo. Le quité la cama de ropa al colchón, tiré la ropa de mi armario al suelo, y aunque no me sentía satisfecho, hubo un momento en el que simplemente me dejé caer en el suelo.

Fue entonces que comencé a llorar de verdad. Era un estúpido. Jimin no se merecía esto, él no debía pasar por algo así. Ni siquiera sabía qué hacer o cómo proceder ante esto. No estaba seguro de si él me perdonaría, o si él querría seguir hablándome o si le diría a nuestros padres o quisiera mudarse con la abuela para no tener que verme.

No quería estar aquí, necesitaba irme a cualquier otro lugar, lejos de Jimin. Así que tomé mi mochila, saqué mis libros y cuadernos de ella y puse dentro algo de ropa. No me lo pensé demasiado, sólo salí por la ventana y salté desde el segundo piso, porque no quería encontrarme por ninguna razón a Jimin. Tenía miedo de lo que su mirada pudiera expresarme. Seguramente él pensaría que era un maldito raro, que era un indecente o algo por el estilo. No me vería de la misma manera.

Afortunadamente, sólo me hice algunos rasguños al caer, y tan pronto como estuve en el suelo, comencé a caminar, ni siquiera sabía a dónde iría. Me sentía tan solo, porque realmente no tenía a nadie a quien acudir, nadie sabía lo que sentía por Jimin... No, claro que había alguien: Yoongi. Dudé un momento en hablarle, él quizás no querría que lo molestara y tampoco es que últimamente habláramos tanto. Además, ni siquiera éramos amigos.

Serendipia (Vhope, Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora