31. Promesas

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[Yoongi]

Papá siempre estaba borracho, no importara qué tanto intentara hablar con él, no me escuchaba. Prácticamente me había quedado solo en esa casa, por lo que sentía la libertad de hacer lo que quisiera, ya que ni siquiera parecía que mi padre se preocupara por mí, o que por lo menos mi presencia en la casa fuera algún consuelo para él. Era como si viviera solo, como si no existiera.

Por eso ahora estaba en el parque Banpo con Jungkook, a altas horas de la madrugada. En realidad, él había sido quien propuso venir, así que en teoría él me había mal influenciado para estar aquí. De todas formas, me gustaba aquella sensación de que nada más que nosotros dos existía de verdad, que todo lo demás no era importante, sólo nuestras presencias en aquel parque, donde simplemente nos desahogábamos con el otro, y eso era suficiente para calmar nuestra frustración por todo lo que sucedía a nuestro alrededor.

En ese momento estábamos fumando, él hierba y yo un simple cigarro. Lo cierto es que fumar no era tanto lo mío, pero desde que compartía más tiempo con Jungkook se me había hecho difícil no caer en la tentación y comenzar a tragarme aquel humo amargo, sabiendo que acabaría destruyendo mis pulmones, pero no importaba, porque nada estaba bien de todas formas. El hecho de que fumara ahora no cambiaba nada, e incluso lograba relajarme por lo menos un poco.

Yo estaba recargado en uno de los frondosos árboles del parque, mientras él se encontraba antes acostado a mi lado, aunque ahora estaba sentado también.

—Prueba éste —me dijo Jungkook de repente, ofreciéndome su churro de marihuana.

—No, gracias —le dije, haciendo una mueca de desagrado.

—Es mejor que el tabaco —insistió, acercándose hacia mí.

Yo simplemente lo observé por un momento, inhalando de mi cigarro, sin decirle nada. Él sonrió de todas formas y, justo después de que yo exhalé el humo de antes, él inhaló del suyo y se acercó a mí de tal manera que se sentó en mis piernas, envolviendo sus brazos en mi cuello, para después besarme, compartiéndome del humo de la hierba. Me tomó por sorpresa, por lo que no reaccioné rápidamente, pero de todas formas me tragué aquella bocanada, y entonces lo comencé a besar, metiendo mi lengua en su boca para profundizar el contacto.

Jungkook me volvía loco. Era como si él supiera qué hacer para excitarme, o simplemente para hacerme sentir bien. No lo comprendía demasiado bien, pero con su presencia todo se calmaba, como si hubiera una razón para no irme y mandarlo todo al carajo. Para mí sería fácil, después de todo, simplemente desaparecer, hacer mi vida en algún otro lugar donde nadie me conociera, ni a mi familia; comenzar de nuevo, intentar ser alguien mejor; sin embargo, cuando miraba a Jungkook, me olvidaba de eso y pensaba: "tal vez hoy no deba ser el día", y los deseos de irme desaparecían de alguna u otra manera.

Durante el beso, no pensé en nada más que en lo gratificante que se sentía tenerlo ahí conmigo, razón por la que lo envolví con mis brazos, intentando atraerlo aún más hacia mí. Quise seguir besándolo, pero él me detuvo, separándose de mí para recargar su frente sobre la mía, soltando un pequeño suspiro.

—¿Qué sucede? —le pregunté, sin separarme de él.

Él se quedó callado por un momento, como pensándolo.

—Creo que olvidé hacer la tarea de álgebra —murmuró, y después rio, separándose de mí para mirarme con aquella juguetona sonrisa.

—Estas en un parque en la madrugada, sin la autorización de tus padres, ¿y te preocupa no haber hecho la tarea? —le inquirí, con cierta ironía.

Serendipia (Vhope, Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora