1. Cita doble

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[Hoseok]

Aun una semana después de que Tae se fuera, no podía levantarme de la cama con mi buen ánimo de siempre. El amor de mi vida se había ido, después de todo, y estar sin él era como un maldito infierno desolado y grisáceo. Recodaba que cuando lo estaba despidiendo en el aeropuerto, había actuado fuerte para que no se preocupara por mí, pero en ese momento, la verdad, me estaba muriendo por dentro, porque no quería que se fuera; porque sabía que todo en mi vida se iría a la mierda si no estaba a mi lado.

Suspiré cansadamente, sin dejar de ver el techo de mi habitación. Me encontraba acostado sobre mi cama, sin tener nada qué hacer con mi vida. Mi madre me había llamado hacía un rato para el desayuno, pero no quise bajar a tomarlo. Era la cuarta vez en la semana que no bajaba a desayunar con ellos, por lo que pensé que estarían preocupados por mí, pero de todas formas nunca se metían demasiado en mi vida, a excepción de mi hermana, y ella sabía exactamente por qué estaba tan de mal humor últimamente. Por lo menos me daba mi espacio.

En ese momento, escuché que mi móvil comenzaba a sonar. Pronto, lo tomé de la mesita de noche, esperando que fuera Tae, pero, desgraciadamente, no era así. Simplemente se trataba de Yoongi. Con cierta decepción, tomé la llamada, llevándome el dispositivo a la oreja.

—¿Sí? —contesté, sin ninguna emoción en mi voz.

—¿Seok? ¿Te encuentras bien? —me preguntó él, desde el otro lado de la línea.

—Sí, claro —le dije —. ¿Qué sucede? —cuestioné, yendo al grano. No tenía demasiadas ganas de hablar.

Sucede que no me has contestado los malditos mensajes desde hace una semana que, vaya, coincide con la fecha en que el alien a quien tenías como novio se fue —soltó con sarcasmo, un tono de voz que yo conocía demasiado bien y que, por ende, no me afectaba en lo absoluto, a pesar de las cosas hirientes que él pudiera decirme. Era cierto que Yoongi muchas veces era horrible con las palabras, pero era un buen amigo, y el mejor en alegrarme los días cuando me encontraba mal.

—Te he dicho que no le digas así —lo reprendí, conteniéndome de colgarle en ese mismo instante.

Sabes que no tengo nada personal contra él, simplemente nunca me cayó bien —manifestó, sin tomare demasiada importancia.

—Me lo dices siempre que puedes —señalé, en un tono cansado.

Vamos, hermano, no hables como si estuvieras a punto de morirte —me dijo, intentando sonar alegre —. Las cosas mejorarán, ¿de acuerdo? Y para que veas que tengo razón, te invitó a salir hoy, ¿qué dices? —propuso.

Yo me quedé en silencio, pensando en ello. Sabía que no tenía nada más qué hacer de todas formas, pero no me quería levantar de la cama todavía; sin embargo, él tenía razón, no nos habíamos visto hacía más de una semana y quizás él podría ayudarme a que mi estado de ánimo estuviera mejor. Después de todo, ¿qué podría perder?

—De acuerdo —cedí —. ¿Dónde nos vemos?

En la cafetería de siempre —contestó —. Por cierto, ponte algo bonito —me dijo, y antes de que pudiera preguntarle algo al respecto, colgó.

Yo me quedé pensando en sus palabras mientras me arreglaba para ir a su encuentro. ¿Para qué requeriría que me pusiera algo bonito? Tan sólo iría a ver a Yoongi, y él me había visto en mis peores momentos, por lo que no importaba qué llevara puesto... ¿verdad? ¿Qué era lo que tramaba?

A pesar de lo que mi amigo me había dicho, me vestí de lo más normal: un pantalón negro y una remera gris oscura de manga larga, completando el conjunto con un par de tenis color negro. Por lo menos podía vestirme de acuerdo a mi estado de ánimo, lo cual, irónicamente, me animaba un poco.

Serendipia (Vhope, Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora