Capítulo 9. Mala noche

113 9 16
                                    

Me quedé parada en el umbral de la puerta en compañía de Dragomir, muriéndome de curiosidad por saber qué había detrás de la puerta. En cuanto Richard entró al departamento escuché uno pasos que venían a su encuentro, de repente hubo una exclamación seguida del sonido de golpes.

—¡Pero si es el Chico Bathory! —dijo la voz grave de un hombre— ¿Qué mierda te trae por aquí?

Di un paso, lista para entrar a la oscura habitación, pero fui detenida por Dragomir.

—No, tú espera aquí —alcanzó la puerta —no entres hasta que yo te diga... nuca se sabe cómo va a reaccionar este maldito —cuando Dragus abrió la puerta vi a Richard tratando de explicarse.

—Bueno... verás —dijo Richard a un hombre alto parado frente a él. El sujeto lo miraba fijamente con el ceño fruncido, pero al ver a Dragus entrar desvió la mirada.

—Miren a quien tenemos aquí —dijo lentamente— el otro imbécil... —inmediatamente aparto la vista al ver a una tercera figura (o sea yo) entrar a la habitación.

Dragomir era un idiota si creía que le haría caso.

La expresión del sujeto cambió y su voz se hizo aterciopelada, casi como un ronroneo.

—¿Quién es esta gatita perdida? —preguntó caminando en medio de la oscuridad hacia mí —¿es de ustedes? porque si no será mía.

¿Se acababa de lamer los labios?

El desconocido se detuvo a pocos centímetros de mi rostro, sus ojos plateados destellaron y yo me paralicé, literalmente, no podía moverme. Él acarició mi mejilla con su mano hasta llegar al mentón, alzó mi cabeza dándome un apasionado beso metiendo su lengua dentro de mi boca. De inmediato sentí correr adrenalina por mis venas, era como una droga (una droga sexual) mis pezones se empezaron a hinchar y mi entrepierna se puso húmeda, la cabeza me daba vueltas, no podía razonar. Me sentía intoxicada.

El beso apenas duró unos segundos porque fuimos separados, fue como si me sacarán de un trance, parpadeé confusa. Richard sujetaba al chico por los hombros mientras Dragus me alejaba como un costal sobre uno de sus hombros.

—¡Te dije que te quedaras afuera! —me gritó furioso.

Estaba atontada, no respondí. Mi pecho subía y bajaba excitado, mi mirada estaba fija en el extraño chico. Era alto y de aspecto rudo, tenía unos extraños ojos grises y un largo cabello teñido de azul. Era sexy, pero yo nunca hubiera reaccionado así con nadie, nunca, jamás. Entonces ¿Qué diablos había sido eso, que incluso mojó mis bragas?

—La chica es nuestra Kairos —dijo Richard tranquilo.

El peliazul lo miró extasiado y volvió a lamer sus labios, Richard arrugó la cara, adivinando sus pensamientos.

—No, no de la forma que crees.

—Es mi hermana —dijo Dragus desde la puerta.

—¿Tu hermana? —el peliazul me recorrió con la mirada entrecerrando los ojos —sí, lo veo, tienen la misma expresión de estreñimiento ¿Así que esta es la famosa...

—Stella —dijo Richard dejándolo libre —Su nombre es Stella y estamos aquí por ella. Tenemos que esconderla de Whillem.

—¿El tipo demente? —Kairos soltó una carcajada e inesperadamente alguien encendió la luz.

Por unos momentos, la intensa claridad nos cegó a todos y en medio de las quejas y los reclamos se escuchó una risita un tanto tímida. Parpadeé tratando de ver de quien se trataba. Era un despeinado chico en bata, apoyado en la pared sonriendo delicadamente.

El Linaje Maldito: StellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora