Capítulo 39. Te quiero

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Eddy había aparecido de la nada, en medio de la sala de los despojos vistiendo completamente de negro y oculto entre las sombras. ¿Qué hacia él aquí? ¿También era un enemigo?

—Yo no soy tu hermano, engendro— gruñó Richard —¡Muestra tu verdadera forma, quiero ver tu maldita cara cuando te mate!

La silueta de Eddy se hizo cada vez más visible, pero entre más se acercaba se iba descomponiendo. Se estiró hasta casi alcanzar la altura de Richard, su cuerpo se hizo atlético, su cabello cambió a rubio blanquecino y sus ojos oliva a un azul tan intenso como el cielo. 

¿Quién era él? Era

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¿Quién era él? Era... era como Richard en el pasado, como Richard más joven, como en las fotos, como en mis recuerdos.

—No deseo pelear contigo, hermano, solo déjame llevarla a casa.

Richard río sin gracia.

—Cómo si fuera a dejarte hacer eso.

—Ri... Richard, ¿quién es él? —pregunté aturdida aferrándome a su brazo para estabilizarme del shock. El chirrido que no había escuchado desde hace mucho volvió más potente que nunca.

Richard giró su cabeza hacia mí, su expresión era aterradora, como nunca antes lo había visto. Di un paso hacia tras aterrada y él, en un pestañeo estaba detrás de mí con un cuchillo en mi garganta.

—¿Qué está pasando? ¿Qué haces?

—Lo que pasará es que te voy a matar, princesa —susurró en mi oído.

Apenas pude entender sus palabras, apenas podía asimilar la situación ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podía ser posible que hubiera dos Richard? ¿Qué significaba esto?

—¿Richard que estás haciendo? —sentí el filo de la hoja lastimando mi garganta —¿Por qué te comportas así? No entiendo nada.

—Hay veces que tu estupidez me exaspera, princesa. Sabes, tuve que soportar tu presencia, tu horrible voz, tu asqueroso aroma, todo de ti me asqueaba pero valió la pena, todo por este momento, para ver su rostro cuando te mate.

—¿Y crees que simplemente dejaré que eso pasé? —respondió el chico de la foto. Detrás de él aparecieron un par de siluetas, una chica tenía a otra en la misma situación que yo, salvo que Rux tenía una pistola en la cabeza —tengo a tu prometida, hermano.

—¡Mihnea, demonios mata a esta perra! —gritó Rux.

—Hagamos un trueque hermano, Daniel por tu novia —dijo el chico de la foto.

Richard por unos instantes no se movió, luego sonrió.

—Lo siento, Rux —sentí la hoja penetrar mi carne.

—Ri...chard... —tragué pesadamente.

Se escuchó un disparo, pero Rux no estaba en el suelo con una herida, sino la otra chica que se cubría un hombro ensangrentado con la mano.

El Linaje Maldito: StellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora