Capítulo 40. Realidad

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Llegué a un punto en el que reconocí que tenía que resolver mi confusión.

-Agnes Martin.

A mis oídos llegaban ruidos lejanos, algunos eran desconocidos y otros demasiado familiares, como los tacones de Gigi resonando en el suelo, la voz de Dragus gritándole a alguien y luego estaba ese otro ruido, era algo mecánico y continúo que estaba sobre mi cabeza.

Comencé a recuperar un poco más la conciencia, pero no me podía mover, mi cabeza se sentía pesada y todo el cuerpo me dolía. Me sentí como en un viejo recuerdo, uno que ya había vivido antes, mucho tiempo atrás, cuando los conocí y cuando todo empezó.

Al abrí mis ojos, una luz blanca me cegó, todo estaba borroso, pero noté que era un lugar desconocido con algunas personas vestidas de blanco mirándome, doctores. No sé cuánto tiempo me mantuve en ese estado semiinconsciente o si dije algo, pero seguramente sólo fueron algunos segundo antes de volver a irme.

Cuando abrí mis ojos por segunda vez descubrí que el ruido mecánico sobre mi cabeza era un abanico girando, el borroso lugar se había vuelto una cálida habitación llena de flores, muñecos de felpa y globos, las personas de blanco se habían ido y en su lugar había un hombre durmiendo en el sofá.

¿Dónde estaba ahora? ¿Qué había pasado? ¿no estaba muerta?... Era obvio que no. Levanté el camisón para revisar la herida de bala, pero no había nada, ni un solo rastro del disparo. La puerta se abrió y la persona dormida y yo dimos un salto.

—¡Mi bebé! —sollozó mamá corriendo a abrazarme, estaba despeinada y su ropa arrugada; algo inusual en ella —estaba tan preocupada por ti, mi cielo.

Anthony se levantó del sofá y se acercó a la cama, nos rodeó a ambas con sus brazos y depositó un beso en mi cabeza. Yo estaba confundida. Empujé a Anthony con todas mis fuerzas y aparté a Zaleska.

—¿Qué mierda está pasando? ¿No se supone que estabas muerto? ¿y tú no estabas histérica por perder a todos tus malditos amantes? —di un salto de la cama y tomé lo primero que encontré para defenderme —¿Qué tratan de hacerme? ¿Dónde demonios estoy? ¿Qué coño pasó con la guerra? ¿Con Erik y el chico de la foto? ¿Qué infiernos pasó conmigo?

—Tranquilízate, cariño —dijo Anthony, acercándose cuidadosamente a mí— te dio un ataque en la escuela, estas en el hospital.

—No, no es cierto. —sacudí la cabeza con fuerza— Hay una puta guerra, los malnacidos Whillem y Erik me están buscando y Kai y Jun me quieren matar, Richard puso un cuchillo en mi cuello y Ruxandra... —toqué instintivamente mi pecho, aun me dolía— ella me mató.

—Cálmate, bebé —suplicó Zaleska intentando contenerme— nada es real, tuviste un ataque epiléptico, has estado internada 6 días.

—No, no es verdad, eres una puta mentirosa, igual que Richard, igual que Dragus, igual que todos ¡Ayuda, alguien ayúdeme! ¡Quieren matarme! —Anthony y Zaleska me miraban preocupados, intentando contenerme, pero yo estaba dispuesta a defenderme, no iba a caer en su trampa, no de nuevo.

—Un doctor por favor —gritó Zaleska —doctor, Dany está mal —dijo a las personas de blanco que habían entrado.

—¡¿Quién demonios es Dany?! —grité.

ㅡTú eres Daniel.

—No, yo soy Stella, —Anthony me rodeo en sus brazos mientras una enfermera me ponía una inyección — mi nombre es... Richard me dijo que mi nombre era... soy Stella, yo soy......Stella, me llamo...

Todo se desvaneció. Cuando desperté, estaba atada a la cama, Zaleska lloraba en un rincón y Anthony platicaba con un anciano vestido de blanco. Cuando el hombre me vio, se acercó a mí, sonriendo.

El Linaje Maldito: StellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora