Capítulo 26. Parecido

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Sujetaba mi mano. Un chico de cabello rizado color chocolate y ojos Oliva. Era delgado y desgarbado, y me miraba como si no diese crédito a lo que veían sus ojos. Desconsolado y sorprendido apretó mi mano.

—¿Quién eres? —dijo. Su voz era extraña, media boba e infantil. Muy diferente a la que había escuchado antes.

—Eso pregunté yo ¿Quién eres? —solté mi mano sin delicadeza— ¿por qué me arrastraste?

Él, como si no me hubiese escuchado siguió mirándome con asombro.

—Tú no eres Dan... niel.

—Claro que no soy Daniel—respondí ofensiva— Soy Stella ¿Quién eres tú?

—Tú no eres Daniel— repitió ahora asustado.

—Ya te dije que me llamo Stella, ¿qué no entiendes? —y caí en la cuenta de que tal vez no podía entenderme pero yo si a él, tal vez era un turista y no sabía ni inglés ni italiano ¿pero entonces en que idioma le hablaría?

—Yo —me señalé— Stella, ¿Tú...? —y lo señalé. Me miró perplejo y no contestó —¡Ahgr! Me rindo. Gracias por sacarme de ese aprieto, pero me voy.

Di la vuelta para pasar por el agujero, pero él me detuvo.

—No te vayas, Dan— tomó mi mano—no me dejes.

—Ya te dije que... —entonces se me ocurrió— espera ¿en el restaurant tomaste mi mano por equivocación pensando que era ese Daniel?

Él no respondió. Suspire exasperado.

—Si no dices nada no podré ayudarte.

Oh, no, los ojos del chico se llenaron de lágrimas.

—No llores, por favor no llores, te ayudaré a buscarlo, pero tranquilízate ¿Cómo es Daniel?

—Es la persona más importante en mi vida.

Genial, con esa información no podía hacer nada. ¿A caso este chico era un tarado? ¿O de verdad esperaba que buscará a alguien con eso?

—Escucha, tienes que ser más específico ¿Qué aspecto tiene Daniel?

—Sus ojos son brillantes como bioluminiscencia, su sonrisa es radiante como el mercurio, su cabello baila con la brisa y... —su voz se quebró y sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas.

Este chico comenzaba a desesperarme, quería zarandearlo para que se tranquilizara.

—Deja de llorar, te ayudaré a buscar a Daniel, tal vez él también esté buscándote.

El chico no dijo nada, simplemente asintió y tomó mi mano. Yo intenté soltarlo, pero me di cuenta de que su mano temblaba, así que la apreté para tratar de tranquilizarlo.

—No tengas miedo, yo te ayudaré. ¿Dónde viste a Daniel por última vez?

—En la cafetería.

Ok, con eso podríamos regresar en nuestros pasos y volver al restaurante, seguramente Daniel también lo andaba buscando.

Cruzamos varias calles, hasta casi llegar a la plaza donde se encontraba el restaurante. Aún se escuchaba el ruido del disturbio, por lo que no nos atrevimos a ir más allá. Sentí que él soltaba mi mano y salía corriendo en otra dirección. Maldije y fui tras él.

—¡Oye! Espera ¿a dónde vas?

—¡Atrápame! —gritó con una sonrisa en el rostro. ¿Qué pasaba con este chico? ¿Tenía personalidad múltiple?

Llegamos hasta un apartado callejón, él se detuvo jadeando. Fui hasta él furiosa y lo volví a tomar de la mano.

—Es suficiente, tenemos que volver.

El Linaje Maldito: StellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora