Esa mañana decidí dar un paseo no muy lejos del hospital, ya estaba aburrida de estar dentro de cuatro paredes, así que me enredé con una bufanda y grueso suéter de lana y salí a recibir la ventisca invernal en la cara. Regresé en menos de 5 minutos, congelada hasta el tuétano, estaba tan frío como el día anterior.
—Que tonta soy —me dije— salir con esta tormenta de nieve.
Iba refunfuñando por el pasillo cuando vi que Erik venía charlando con una chica, se veía bastante relajado a comparación de cuando se la pasaba conmigo, que parecía cuidar cada movimiento y palabra que decía. Di la vuelta tan rápido que casi me caigo.
—¿Que hago, por qué me escondo? —me dije a mí misma— No he hecho nada malo... No seas ridícula y sal de...
—¿Qué haces aquí? —preguntó Erik a mis espaldas, di un respingo— ¿Estás hablando sola?
—No, conversaba con una hormiga —me apresuré a mentir con la peor excusa que se me ocurrió.
Mi vista se desvió a la chica. Era bonita, sus ricitos de oro y cara de durazno la hacían lucir adorable y femenina.
—Ella es Rosse— la presentó Erik— ¿La recuerdas? también fue a tu rescate.
—Ah, sí, la recuerdo— mentí y estreché la mano que ella me tendió— muchas gracias por salvarme.
—No fue nada, además creo que no lo hice muy bien —su voz era cantarina, como se esperaría de alguien tan adorable.
—Para ser tu primera misión —intervino Erik—lo hiciste muy bien. Tiene 3 meses que te uniste al campamento, no seas dura contigo misma— la chica asintió, un poco sonrojada— ¿A dónde vas? —me preguntó Erik.
—Solo estoy dando una vuelta...
—¿Podrás ir sola, Rosse? Me quedaré a cuidar...
—No —dije bruscamente— de hecho, ya iba de regreso a mi habitación, no tienes que acompañarme, yo sé el camino. —Erik me miró con el ceño ligeramente fruncido, Rosse también me miraba un poco pasmada por mi reacción. —Sí, tengo que regresar, Sasha dijo que me enseñaría a como combinar mi ropa y eso, probaremos mascarillas y tampones.
Erik se quedó unos segundos escudriñándome, quizá se había dado cuenta que mentía.
—Tal vez, cuando terminemos —dijo Erik— Rosse pueda pasar a tu habitación. ¿Qué te parece, Rosse? —La chica asintió, aunque estaba segura que ella sí sabía que todo era mentira.
—Sí, claro, eso de probar tampones suena divertido. —noté la nota de sarcasmo en su voz.
Ambos chicos se alejaron por el pasillo y antes de doblar la esquina, Erik me miró, le dije adiós con la mano y una sonrisa. No sabía por qué me había comportado así, no había sentido celos ni envidia de Rosse. Tal vez, solo quería que Erik tuviera más opciones ya que yo... seguía pensando en el farsante Richard.
Que idiota eres Stella —me dije por milésima vez.
Ya no tenía ganas de regresar a mi cuarto, así que fui al único lugar donde tal vez alguien me necesitaba. El resto de la tarde la pasé frente al cuarto de cristal de Dragomir, habían terminado con su cirugía, pero aún no despertaba. Los doctores no estaban seguros si se recuperaría por completo o en su caso, si despertaría. Zaleska había atravesado completamente su garganta y había apuñalado su corazón, fallando unos centímetros, causando daño en su pulmón.
—¿Qué se supone que deba decirte? —murmuré al cristal— ¿Qué se supone que debía hacer? Fui tan... estúpida —lagrimas salieron de mis ojos, recordando cuando él también dijo esas misma palabras cuando me capturaron— lo siento —murmuré desde lo más profundo de mi corazón, dejando que mis sentimientos se desbordaran — de verdad lo siento, hermano.
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El Linaje Maldito: Stella
ParanormalElla era parte de un mundo que olvidó, de un linaje que pocos recuerdan. Stella estaba acorralada y no había forma de escapar, entonces lo supo, tenia que sacrificarse, perderlo todo y si tenia suerte, morir. Pero algo salió mal y días después desp...