CAPITULO 2

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Con los pies pesados, la briza matutina golpeando su rostro Minho avanzó por la colina en donde encontraría el instituto en la cima. Y tras finalizar la cansada subida, Minho enfocó una de las bancas alrededor de los talleres de la escuela, sentándose un momento para desenfocar la realidad que parecía absorberlo.

Cerró los ojos y se recargó en el respaldo que se sintió frio al contacto, relajándose por sombra que los frondosos árboles estaban dispuestos a brindarle. Con el aire balanceando las ramas, una hoja cayó en sus parpados. Minho abrió los ojos para remover aquella molestia, y al enderezar su postura nuevamente, vio a alguien parado frente a los talleres.

Se levantó de su asiento dispuesto a marcharse de ahí, aun podría dormir un poco en su aula, pero la curiosidad de saber qué hacia esa persona en ese lugar, lo venció. Suspiró y se hundió en hombros.

― ¿Qué haces? ― Preguntó una vez estuvo a su lado. El otro pegó un salto.

Se había asustado.

― N-Nada ― Respondió bajando la mirada y entrelazando sus manos en un juego nervioso.

― No pareces hacer nada. Veías el aviso de inscripción. ¿Te gustaría entrara al taller de danza?

La pregunta resonó en la tranquilidad de esa mañana, donde la mayoría de los alumnos aun no aparecían para crear un bullicio molesto. Minho no tenía la menor de las ideas del por qué es que hablaba tan fluido con él, y sin embargo una sonrisa abrumó las facciones de su rostro siempre serio.

Taemin por su parte sintió su corazón dar un vuelco de felicidad al reconocer a la persona al lado de él. Choi Minho, la persona por la cual no había dormido la noche anterior.

― S-Si me gustaría. Pero no puedo hacerlo.

Minho se sorprendió.

― ¿Por qué no?, solo tienes que adicionar, ayer te vi. Bailas bien ― Las mejillas de Taemin brillaron en un rojo puro.

Lo alagaban, alguien lo estaba alagando.

― G-Gracias, pero no puedo.

― ¿Por qué no puedes entrar?

― Mi salud, yo no puedo entrar por mi salud.

Se quedaron en silencio unos minutos. El timbre ya había sonado y la bruma del murmullo caló hondo en su tranquilidad, pero ninguno se movió de su lugar.

― No puede ser tan malo como para no participar ― Minho desenfocó el aviso de inscripción y miró a la persona a su lado.

Taemin mordió sus labios con indecisión, debatiéndose la idea de confiarle esa información a alguien que había conocido el día de ayer, sin embargo, el revoloteo de confianza que Minho le causó esa mañana, lo opacó.

El sol comenzó a llegar la cancha frente a los talleres, brillante y esplendoroso, y el Minho vio oportuno moverse de lugar, retomando sus pasos hasta la banca en la que había descansado apenas unos minutos.

― Vamos a sentarnos ahí ― Sugirió comenzando a caminar.

Taemin no opuso resistencia alguna. Siguió en silencio a la persona bondadosa que le brindaba algo de su tiempo esa mañana.

Se sentaron y guardaron silencio. Taemin parecía nervioso y el otro aunque no lo mostrara, se encontraba ansioso sin saber por qué.

― ¿Por qué no intentas entrar con tus amigos?, quizás así te sea más fácil ― La sugerencia opacó el silencio, Taemin agachó la cabeza.

E F I M E R O || 2min || FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora