CAPITULO 14

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Cho Kyuhyun miraba una y otra vez su teléfono celular esperando que los minutos tardaran menos acabarse. Él no quería llegar a casa, pero no tenía más opción que hacerlo, había terminado en un supermercado que abría las 24 horas en busca de comida rápida para la cena, suya y de su padre.

Tomó unas cuantas bolsas de comida instantánea de los estantes y un par de refrescos fríos de la nevera del lugar.

Pero el inconveniente venía a la hora de pagar lo que iba a llevar, la persona que se dedicaba a cobrar los productos de los clientes lucia ocupada con algunas cosas dentro de la bodega.

Miraba una y otra vez el teléfono para revisar la hora, su padre pronto volvería a casa, posiblemente hundido en el alcohol como hacia todos los viernes por la noche, llegar antes era una cuestión importante, tal vez hubiese sido un asco vivir con ese hombre adicto cuando era un niño de siete años, pero ese hombre le había sacado adelante para bien o para mal.

Levantó la vista para revisar si la cajera volvía de la bodega, pero para su desagrado, había otra mujer acercándose hasta la caja, donde estaba él.

Esa mujer.

Sus puños se apretaron y regresó la vista a los productos que ya debería haber comprado. La dependiente pronto llegó pidiendo perdón y comenzó a pasar cada uno de los productos por el láser que los codificaba y marcaba. Kyuhyun deseó que lo hiciera más rápido.

— Ha pasado un tiempo, hijo. — Trató de contener una grosería que luchó por salir de sus labios y se concentró en pagar lo que necesitaba y regalar una sonrisa forzada a la empleada.

Metió las cosas en una bolsa de plástico para llevarlas fácilmente a su casa y en el proceso, una mano le ayudó con una de aquellas bolsas de comida instantánea.

— ¿Has estado comiendo bien? Eso no parece saludable. — Detuvo sus movimientos por un momento.

¿Estar bien?, ¿ella estaba preguntándole si estaba comiendo bien?

Con un movimiento arrebató la bolsa de su mano y ladeó la cabeza para evitar su mirada. Pronto se dio cuenta de que ella no se encontraba sola, había un niño, un niño pequeño agarrando fuertemente la falda que esa mujer llevaba puesta.

El recuerdo amargo acudió a él inmediatamente.

— Que pase buenas noches. — Dijo antes de salir de ahí, caminando rápidamente mientras apretó sus labios y se obligó a no voltear y verla una vez más.

Kyuhyun no podía creer lo difícil que era tratar de no llorar, llorar por alguien no valió la pena en su momento y que ahora aparecía como un fantasma en su vida de adulto, pero no pudo evitarlo.

El recuerdo seguía ahí, como una astilla enterrada en uno de los dedos, lo sientes, duele, pero a veces puede ser imposible de ver y eliminar.

Cuando llegó a su edificio y se apresuró en subir las escaleras hasta su departamento, apenas y cerró la puerta a su espalda y calló en el suelo, aguantando las lágrimas que salían rebeldes por sus ojos cafés, odiaba el sentimiento de nostalgia.

Porque la quería odiar, pero no podía hacer más que recordar cuando lo abrazaba de niño, o cuando lo dejó.

Escuchó los pasos torpes de alguien fuera del departamento y supo de inmediato que su padre era el responsable de hacerlos resonar por todo el pasillo.

Cerró los ojos y tomó todo el aire que sus pulmones pudieron aguantar, soltándolo se puso de pie y caminó hasta la cocina para comenzar a sacar las cosas que había comprado y hacer los fideos que había comprado.

E F I M E R O || 2min || FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora