CAPITULO 26

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Mis lágrimas están cayendo solas, grandes y gruesas. Me cuesta mantener los ojos abiertos.

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— ¿Has sabido algo de Minho?—. La pregunta parece en el silencio helado que se ha instalado en esa fría habitación, su madre lo mira buscando las palabras en su seca garganta, pero falla cuando los ojos de su hijo le insisten una vez más. — ¿Mamá?

Agacha la cabeza mientras la menea de un lado al otro dándole una negativa que Taemin no quiere escuchar. Mira por sobre su madre y su vista recae en los ojos de su padre que acaba de abrir la puerta buscando entrar.

Uno de sus brazos envuelve con firmeza ese pequeño trozo de vida que no esperó nunca encontrar en su aletargada vida. Taemin sonríe cuando los quejidos silenciosos de la pequeña niña parecen retumbar, y extiende los brazos.

Su padre se acerca y le permite mirarla de lejos, sin dejar que sus manos inexpertas la tomen por completo. Porque la pequeña está débil, esta hermosamente débil.

Los doctores le han dado de alta apenas unas horas atrás, permitiéndole dejar el área de cuidados intensivos e ingresar directamente a los cuneros con el resto de los niños de su edad, una vez que el tiempo pactado para su observación y evaluación, fue terminado.

Sin embargo la estadía de la pequeña en el hospital aun seguiría por al menos, un mes más.

Taemin la mira y la pesadilla de verla entre cables conectados a su pequeño cuerpo ha terminado. Pero por alguna razón no puede sentirse completamente feliz.

Tres largos días han transcurrido desde que Minho habló con él en esa misma habitación en la que estaba confinado, desde que le dijo que iría por un café al comedor para su madre y que no tardaba más de 10 minutos en volver.

Tres días en los que no sabe si su pareja está bien, si está comiendo como le dice que debe hacer, o si está sufriendo en el algún lugar por la pérdida que ha tenido y de la que no lo ha hecho participe.

—HaNa es muy hermosa—. Dice TaeYeon desde el pie de la cama en donde se encuentra, Taemin asiente sin saber que decir o que hacer.

Porque todo es nuevo, porque todo le asusta.

Este solo, aun teniendo gente frente a él, y eso le aterra.

Sus ojos cafés se pierden en la blancura de la piel que la niña muestra, esos pequeños cachetes que están invadidos de una suavidad que le envuelve y todos esos pequeños rasgos que le recuerdan mucho a quien ya no está para verlos.

Siente pena y felicidad. Mucha de cada una.

— ¿Por qué decidieron que se llamaría HaNa?

Su cabeza se alza ante la pregunta de su madre, quien le mira con un deje de sorpresa al verlo a él mismo sorprendido y afectado por algo que ella desconoce, pero Taemin le sonríe una vez más, evitando los sentimientos malos en su madre.

—Porque me gustan mucho las flores, así que cuando muera, no deberían de dejarme al lado de Hyung, porque tendrán una rosa más bonita a la que si puedan cuidar—.

Los ojos de TaeYeon se expanden presa de la sorpresa que las palabras de su hijo han infringido en ella, pues esta es la primera y única vez en la que ha escuchado a un Taemin consiente, hablar acerca de su primer hijo, de su hermano.

Y sus entrañas arden, arden porque lo que le dice el niño, ya no tan niño, que tiene enfrente no son mucho más que una verdad. A su mente van los días transcurridos, uno tras otro, donde el inevitable pensamiento de tener que dejar ir a su hijo y dejarlo descansar al lado del que ya le fue arrebatado le carcomen el alma.

E F I M E R O || 2min || FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora