CAPITULO 3

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Cuando Minho salió de su casa, esperaba tener un día tranquilo. Posiblemente podría tener la variación de que Taemin les acompañaría en el almuerzo. Incluso tal vez, podría pasarse a la casa de Kyuhyun hasta el anochecer. Pero cuando llegó hasta la esquina del parque, su tormentoso día comenzó.

Frente a él, con sonrisas grandes y expresiones ansiosas, Kim Jong Hyun y Kim DongHae le saludaron.

― ¿Qué hacen aquí?

― Necesitábamos saber algo ― La sonrisa de DongHae se agrandó cuando consiguió legar hasta su lado y colocar uno de sus brazos sobre los hombros de Minho ― Jong Hyun me contó que no es la primera vez que te ve causar un alboroto por ese chico. ¿Quién es?

― ¿Cuál "chico"? ― Minho chasqueó la lengua con desdén. Desde su punto de vista, él no tenía que contestar una pregunta como esa.

― Lee Taemin, te he visto con él más de una vez, el incidente de ayer no fue invisible a los demás Minho.

...

¿Qué podía ser peor que la clase de educación física? Para Lee Taemin, no habría nada, absolutamente nada peor que eso. Su débil cuerpo atacado por la enfermedad apenas y podía seguir de pie en esa soleada cancha de tierra seca, que con cada mínimo movimiento levantaba una capa de polvo que le lastimaba la garganta y la nariz. El profesor siguió gritando órdenes, alzando las manos para dirigir a los estudiantes a realizar las tareas encomendadas y deteniéndose de vez en vez para gritarle a él por su desempeño perezoso.

Su respiración agitada lo comenzó a sofocar. Sus piernas temblaron cuando alcanzó a terminar la segunda vuelta de esa carrera sin sentido en la que todos le llevaban una larga diferencia.

Taemin estaba exhausto.

― ¡¿Qué esperas?! ¡Comienza ya! ― El silbato que le siguió a ese grito, lo ensordeció.

Bajó la cabeza y sintió como las gotas de sudor resbalaron en su cara. Quería, necesitaba descansar.

― ¡Muévete ya Lee!

― Lo siento profesor, pero él no puede seguir con la clase, me han mandado por él ― Taemin parpadeó un par de veces para cerciorarse de que la persona que estaba de pie al lado del profesor de educación física era Minho. En su mente resonó el cuestionamiento de ‹ ¿Qué hacia él ahí? ›.

― ¿Y qué? En mi clase la autoridad soy yo ― Minho renegó con una mueca en sus labios. Caminó un par de pasos hasta donde Taemin trataba de respirar mientras se sostenía de sus rodillas y le tomó el brazo ― ¿Qué estás haciendo?

― Eso ya no es de mi incumbencia profesor, pero en verdad necesitan a Taemin en otro lugar ― No esperó una respuesta, solo le sonrió apenas y comenzó a caminar mientras tiró a Taemin detrás de él obligándolo a caminar.

En la cancha de atletismo poco cuidada, los susurros comenzaron a escucharse cuando vieron a Minho sacar a Taemin de ahí.

No avanzaron más de un par de metros hasta la sombra de los arboles cuando las débiles piernas de Taemin finalmente cedieron. El chico cayó de rodillas contra el duro concreto y Minho sintió sus nervios estrellarse entre ellos.

Se acercó con cuidado sin soltarle, frente a él, la imagen de Taemin comenzó a sofocarlo. Minho se agachó hasta quedar de cluquillas, mirando con preocupación pura esa frágil escena que frente a sus ojos se desarrolló.

― ¿Taemin?

Ante la nula respuesta, se permitió alzar la barbilla de Taemin un poco, para obligarlo al menos a verlo a los ojos. Y su corazón de oprimió.

E F I M E R O || 2min || FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora