CAPITULO 21

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Taeyeon levantó la vista mientras terminaba de fregar el último de los trastes en el lavabo, y observó por la ventana como el pequeño jardín que tenía se cubría lentamente de gotas que, con los segundos, aumentaron. Dejó que una sonrisa acudiera a sus labios, la esencia y el recuerdo de su primer hijo se habían reducido ahí, y el temor de que dentro de poco, su segundo hijo tuviese el mismo destino, hizo que su sonrisa se borrara y que el plato entre sus delgadas manos casi cayera.

Taeyeon ya no sabe cuánto tiempo ha pasado desde que el doctor les ha dicho, la salud de Taemin se ha deteriorado, pero reza, reza porque él chico que trajo al mundo sea lo suficientemente fuerte para afrontar todo lo que venga, y reza aún más para que Minho cumpla con su promesa de no dejarlo solo nunca, porque ella más que nadie sabe cuánto su hijo ama a ese gran amigo de su hermano fallecido.

—Mamá, ¿vas a acompañarnos a ver la película? —. Taeyeon sale de su ensoñación cuando Taemin le habla, y ahora se da cuenta de que ambos la miran, de que ambos están de pie a su lado, esperando una respuesta que no piensa dar.

—Oh me temo que no, ¿Por qué no la ven ustedes dos solos? Como una bonita pareja —. Dice, sabiendo la reacción inmediata que vendría en el rostro de ambos.

Esas caras se han vuelto rojas y su hijo ahora parece estar hiperventilando por los nervios que ella ha provocado.

—Por supuesto que solos no se quedan—. Jung Soo aparece detrás del umbral de la puerta que separa el comedor de la sala de estar, sonriendo como si solo eso supiera hacer. Y entonces aquel corazón de madre afligido siente un poco de consuelo.

Mira la cara de su hijo y sonríe, atreviéndose a tocar el cabello suave Taemin cuando se secó las manos en el delantal que llevaba puesto. Taemin no se encoje como haría en otra situación, no lo hace, porque es su madre y la confianza del mundo está puesta en ella, pero sabe que algo no está bien cuando la mira sonreír así, justo como cuando ella quita el polvo en viejas fotografías.

— ¿Mamá? — Taeyeon se sorprende cuando siente una lagrima caer silenciosa en su mejilla. Una de sus manos es rápida y la limpia.

—Estoy bien, solo me emociona verlos justos, ah, vallan y vean esa película—. Minho capta la intensión, pero Taemin no.

—Está bien, gracias por todo—. Minho toma una de las manos de Taemin, tirando levemente de ella para indicarle a su pareja, deben caminar.

—Gracias—. Taeyeon se aleja, cruza la sala y sube por las escaleras hasta dar al segundo piso y encerrarse en una habitación que no es común ver abierta.

Ha pasado un mes entero desde que Minho estuvo en esa casa para decirles que realmente deseaba pasar su vida junto a su hijo; un mes donde han sucedido cambios que han dado un vuelco en las vidas de quienes los rodean y un mes que ha traído sorpresas dentro de las cuales, saberse posible futuro padre adoptivo ha sorprendido a Taemin.

Taeyeon no sabe a ciencia cierta como es que esos 30 días exactos han volado, no lo sabe porque su mente ha quedado estancada en una laguna de recuerdos que representa Jinki en su vida.

Hace solo unos pocos días Taemin sufrió una descompensación cuando Minho dio aquella noticia extravagante y loca de que sería padre del hijo de su vieja amiga, esa tarde mientras esperaban fuera en la sala de estar del hospital, Taeyeon supo, algo no estaba bien.

La intención de Minho le enterneció el corazón, pero la asustó, te atemorizó en el momento en que se dio cuenta que Taemin estaría involucrado también. Entendía la locura de la decisión que fue tomada sin consentimiento adulto, entendía que Minho tenía aquellas buenas y puras intenciones, pero su cabeza no captaba el mensaje de que las grandes emociones causaban daño a su hijo.

E F I M E R O || 2min || FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora