PÁGINAS CORTAS

¿UNA FAMILIA...? II

-¿Estás segura, Rachel...? - sonrió aún atónito por la pregunta.

-¿Estás seguro, Damian...? - le devolvió la sonrisa todavía sorprendida.

-¿Seguro que no piensas qué es muy pronto...? - preguntó inseguro ante la respuesta.

Sacudió la cabeza. Feliz por la conversación que estaban teniendo. E incluso un poco asustada. Ser madre... Bua, esa idea nunca había pasado por su cabeza...

-No. Creo... creo que es el momento perfecto, Damian - sonrió con las lágrimas amenazando con salir.

-Y yo...

Y ahí se quedaron los dos. Sentados en su sofá, ella acurrucada sobre su pecho y él acariciandole el pelo mirando fijamente la foto de la estantería de enfrente dónde ella vestía de blanco.

Después de intentarlo durante semanas Damian llegó a preocuparse.

Siempre que lo intentaban el signo
de - aparecía, destruyendoles sus esperanzas.

Él notó el cambió de humor de Rachel. Siempre estaba cansada o triste. No pudo evitar sentir que era culpa suya.

Hablaron del tema largo y tendido durante una madrugada. Hubo gritos, susurros, culpaciones a ellos mismos e incluso lágrimas.

Al final de toda la tormenta llegaron a una conclusión : irían al médico a ver si les pasaba algo.

-¿Estás segura de que quieres...? - la miró de reojo al verla jugar con el pliegue de su camisa nerviosa.

-Sí - le cortó sin apartar la vista de la ventana.

Esos minutos de coche fueron los más incómodos de su vida, no por el otro, sino por la situación. Si llegase a ser culpa de Rachel, ella se sentiría fatal, y él se sentiría mal por hacerla sentir mal, y viceversa.

Se bajaron de coche frente a las puertas acristaladas y tristes del hospital y entraron.

-Ya... tenemos el problema...

La pareja se miró nerviosa, con las manos temblorosas, una cogida de la otra, temerosos de lo que puedan oír.

Se volvieron hacia el médico. Damian notó por su lenguaje corporal que no le iban a dar buenas noticias.

-Lo lamento mucho, pero ustedes no pueden tener hijos - soltó con al mirada puesta en el papel del escritorio.

Damian desvío la mirada inmediatamente a Rachel, pero ella no lo miraba.

Se había quedado totalmente en shock. Estaba convencida de que era culpa suya. Cómo todo lo malo de esa relación.

Ambos tomaron aire, ella aguantando las lágrimas, él aguantandose las ganas de romperle las gafas al médico.