Oh Dios...
No.
Eso. No. Podía. Estar. Pasando.
De todas las candidatas a nuevos miembros de los Titanes, tenía que haber sido, expresamente, ella.
¡Habría aceptado hasta a Supergirl, por Azar!
Estúpido líder, estúpido Robín...Estúpido Damian.
Raven en arco una ceja cuando lo oyó salir de los labios de su líder en una reunión del equipo:
-Emiko se incluirá mañana como nuevo miembro oficial, ¿alguna objeción?
¿Alguna objeción? ¿Iba enserio? Sabía que Damian no tenía sentido del humor, pero si eso era una broma, le había salido genial.
Recuerda exactamente como parpadeo varias veces perpleja ante la maravillosa noticia.
Había oído de la boca de los otros chicos maravilla los "encuentros" (o algo parecido. La verdad, no es que ninguno de ellos fuesen libros abiertos) con la arquera. Y reconocía (por mucho que le costase) que eso la había frustrado.
Y ahora iba el perfecto de su líder y anunciaba tal cosa.
Se detuvo unos segundos en sus pensamientos de odio y molestia hacia una persona que ni siquiera conocía. ¿Por qué le pasaba eso? ¿Solo por saber la "relación", si podía llamarse así, entre la aún desconocida y el nuevo y obstinado Robin.
¿Y a ella que demonios le importaba?
Había actuado demasiado paranoica sin razón alguna. Menos mal que no "objetó" en la reunión. Simplemente salió de allí lo más rápido que pudo antes de que pudieran hablarle y se encerró en su habitación, como de costumbre cuando necesitaba pensar o simplemente estar sola.
O sea, casi todo el tiempo.
Unos minutos largos después de que la reunión del equipo terminase y unos cristales quebrados después, alguien llamó a su puerta con insistencia interrumpiendo su frustrada frustración.
"¿Quién rayos...?"
Abrió la puerta con una brusquedad innecesaria y se chocó de frente con el fruto de sus pensamientos y molestia.
-¿Que quieres, Robin?-preguntó relajando los hombros intentando desviar la mirada de sus ojos ahora sin el antifaz.
Damian arqueó una ceja al notar la impotencia saliendo de su compañera de equipo antes de responder.
-Has salido escopeteada en cuanto hemos acabado y quería preguntarte si te pasaba algo.
La pelinegra lo miró rápidamente sin creerselo, pero no pudo evitar recordarlo dando esa estúpida noticia, incluso la nota de felicidad que vio al decirlo.
Eso solo la molestó aún más.
Oscureció su rostro y su mirada, lo que alertó enseguida al Wayne.-Estoy bien. Gracias por preguntar-y le cerró la puerta en las narices sin un ápice de arrepentimiento.
Ese maldito rayo de Sol que consiguió colarse entre sus oscuras cortinas lo pagaría caro...
Se volteó aún medio dormida para no soportar la estúpida luz y se tapó la cabeza con la almohada farfullando en voz baja.
Eso le hacía recordar que tenía que despertarse, salir afuera, enfrentar al egocéntrico de su líder y...se olvidaba de algo.
Rachel se obligó a incorporarse aún con el cuerpo entumecido y la mente dormida. No había conseguido descansar bien, como era habitual, pero ahora estaba que se caía.
Se estiró haciendo crujir sus huesos mientras se levantada de la mullida cama. Esa cosa que olvidaba...¿qué demonios era...?
Apretó los ojos con fuerza para después abrirlos algo más despierta.
Miró el despertador en su mesilla de noche.
-Las diez...-susurró con voz tranquila hasta abrir los ojos alerta cayendo en su error- ¿¡Las diez!?- exclamó cogiendo el despertador para asegurarse de que había leído bien.
Lo soltó sin cuidado al comprobar que al menos sabía leer y entró disparada hacia su baño sin molestarse en cerrar la puerta.
El final de la reunión había tratado especialmente en que esa mañana debían estar todos a las nueve y media en la sala común para recibir a Em-
-¡Oh, mierda, mierda!- gritó en susurro al recordar lo que tenia que recordar.
Irónico.
Había estado sufriendo la mitad del día anterior por ello y ya lo había olvidado.
Corrió hacia su armario buscando su maldito traje entre su ropa. Hasta que-
-¡Argh! ¡TITUS!- exclamó enfadada al ver los harapos de lo que antes era su único uniforme limpio, obra del ya no tan pequeño can de la torre. Tenía que dejarle claro a ese perro que su habitación no era una zona de juegos...
Sin darle muchas más vueltas, dejando el tema de la bronca hacia el animal que daría después, apartó enseguida la idea de ir hasta la lavandería de la torre a por un traje y simplemente rebuscó entre la ropa oscura de civil que aún conservaba.
Se puso torpemente una camisa de tirantes color vino, una chaqueta, botas y pantalones negros con toda la rapidez que pudo, antes de prácticamente correr por los pasillos.
Peinó como pudo su cabello con las manos cuando por fin conseguía divisar la puerta de la sala frente a ella.
Menguó su paso cuando consiguió entrar aún sin una katana entre sus costillas.
Lo primero en que se fijó fue en esos "ojos" ocultos por ese antifaz, que la enfocaron con brusquedad en cuanto llegó.
Y después cayó en la figura femenina justo frente a ella de espaldas. Antes de que Rachel pudiera pensar razonablemente, la desconocida se dio la vuelta para mirarla con unos fríos ojos azules con la misma soberbia que tenía su líder.
Alzó una ceja ante la forma en la que la chica la miraba. Como si fuese un horrible extraterrestre que acabara de llegar a la Tierra.
-Supongo que ésta debe de ser Raven- comentó con aires de superioridad.
Rachel vio como Damian asentía, seguramente pensando en la bronca que le echaría más tarde por desobedecer una orden.
Trago saliva extrañamente nerviosa. ¿Por qué diablos estaba nerviosa?
-Pensaba que en este equipo se respetaba la puntualidad, Damian- canturreo maliciosa.
Raven fruncio levemente el ceño, sobre todo al oír que lo llamó por su verdadero nombre.
Este sería un largo día...

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PÁGINAS CORTAS
FanfictionPequeñas historias que algún día se olvidaron en mi cabeza One shots Damirae