Esa noche, los Titanes decidieron hacer una competición de "haber quién bebe más", ya que todos ya eran mayores de edad, incluido Damian. Cosa que querían haber hecho desde hace tiempo, pero la minoría de edad de los otros cuatro se los impedía.
Después de una una media hora de nerviosismo y algo de vergüenza vino la locura. Starfire llevaba más de cuatro copas, igual Grayson o Garfield o Jaime.
Todos tenían las mejillas teñidas de un rojo intenso, coqueteaban entre ellos y soltaban palabras al azar. Excepto Robin y la chica oscura, que se dedicaron a controlar como pudieron a su equipo y mirar.
De hecho, el único que bebió solo una copa fue Robin. Por eso le sorprendió cuando, ya todos se acostaron cómo pudieron, ella irrumpió en su habitación sin ni siquiera tocar con las mejillas sonrojadas y una cara más o menos seria. Cuando efectivamente él no le había visto tocar el vino ni una vez.
-¿Raven...? - soltó sorprendido levantándose de la cama - ¿qué haces aquí?
La chica se dedicó a mirarlo cómo si estuviera analizando un mapa en respuesta cerrando la puerta echando su peso en ella.
Lo primero que pasó por por su mente fué que la chica oscura había tenido una pesadilla. Ya había pasado otras veces. Ella tuvo una pesadilla, se coló en su habitación y buscó el hombro de su amigo. Pero descartó esa idea cuándo la luz débil del ventanal la dejó más al descubierto.
Las pupilas dilatadas, las mejillas sonrosadas y una débil sonrisilla pintada en sus labios.
-Raven, ¿estás borracha...? - murmuró frunciendo un poco el ceño acercándose.
Pero cada vez que se acercaba el olor a vino no le venía. Raven olía igual que siempre, a lavanda e incienso.
Antes de que pudiera abrir la boca para regañarle, se sorprendió al verla cada vez más cerca, y en milésimas de segundo un sabor dulce y frío estaba pegado a sus labios.
Al principio intentó apartarse de su suave agarre reprimiendo un quejido, pero la luz de la Luna reflejada en su pálida piel y el embriagador nuevo sabor le obligaron a bajar los párpados y devolverle el beso.
La agarró de la cintura, profundizando el beso y pegándola más a él, dejándose llevar por la nueva y adictiva sensación.
Abrió los ojos lentamente, sufriendo las consecuencias del dulce líquido sangre: la resaca. Era como si golpeasen un martillo contra su cabeza una y otra vez.
Miró el techo desorientada y se intentó incorporar llevándose una mano a la frente.
Observó confusa la habitación pulcra y sencilla. Esa no era su habitación.
Mientras todo se hacía más nítido los recuerdos de la noche anterior volvían cómo un flechazo. Varias cadenas de colores, sonidos de fondo y definitivamente, el dolor de cabeza.
Se puso alerta pese a su pésima condición cuándo oyó a varios centímetros de ella una leve e ínfima respiración. Tensó los músculos. Había alguien o algo tras esas sábanas.
Pronto se dió cuenta de qué estaba en el suelo junto a la cama, en una propia improvisada con una sábana y una almohada, y la respiración en la cama, apartada de ella, y suspiró.
-Buenos días, Bella durmiente - la sorprendió una voz baja y suave.
Levantó la vista y sus ojos se encontraron con unas esmeraldas risueñas que la miraban.
-¿D-Damian...? - consiguió murmurar.
-Hola, Raven.
-¿Qué hago aquí...?
-Eso preguntatelo a tí misma... - sonrió pícaro removiendose en la cama para mirar el techo.
Se sintió algo aliviada al saber que aquel extraño solo era Robin.
Intentó recordar, avergonzada por la patética situación. Pero nada. Estaba completamente en blanco.
-Dormiste aquí anoche - la ayudó al ver su cara de pocker.
Raven levantó una ceja en confusión, totalmente perdida.
-Arg, no lo recuerdo... - farfullo frustrada.
-Algo relacionado con el vino... - sonrió él disfrutando del momento.
De pronto todos los recuerdos se agolparon en su mente como si la atropellasen. Mientras lo recordaba todo, el beso, el alcohol... Dios, estaba tan avergonzada que mientras recapitulaba todo se ponía cada vez más roja.
-Oh Dios, ¿qué hice...?- susurró colorada apartando la vista.
-Sí. Exacto - río él.
-Pero... - volvió la cabeza hacia él captando su atención - recuerdo que me devolviste el b-
-No - la cortó nervioso y seco levantándose rápidamente del borde de la cama.
-¿Pero no hicimos...?- preguntó temerosa agarrándose a la sábana mirando cómo Damian se dirigía hacia su armario.
-No, tranquila...- sonrió abriendolo- te habría parado los pies.
-¿Y me quedé dormida...?
-En cuanto tocaste la cama... - río aplacado desde el interior del armario.
-¿Y por qué me dejaste aquí?
-Me desperté contigo a mi lado, pensé en llevarte a tu habitación, pero la alienígena y el estúpido de mi hermanastro estaban haciendo "eso" en el sofá - Raven abrió un poco los ojos ¿Había dormido con él...? - así que en vez de pasearte hasta tu habitación arriesgandome a un interrogatorio, decidí improvisar una cama - le hecho un vistazo rápido a Raven - y ya está - finalizó tranquilo mientras se quitaba la camisa de pijama. Raven apartó rápidamente la vista ardiendo.
-Lo siento mucho... - murmuró avergonzada llevándose las manos al rostro.
Damian se giró para mirarla mientras se acomodaba la parte de arriba del uniforme. Y esbozó una leve sonrisa de empatía.
-Tranquila. Solo me extrañó verte borracha - río acercándose.
Raven reaccionó y se levantó alisandose el pelo e intentando no mirarle a los ojos, se acercó a la puerta y la abrió.
-Lo siento de nuevo - añadió antes de salir.
Cuando faltaban varios pasos para llegar a su habitación oyó de lejos:
-Por cierto Rachel, besas muy bien - y un portazo.
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PÁGINAS CORTAS
FanficPequeñas historias que algún día se olvidaron en mi cabeza One shots Damirae