THE WAYNE MANSION I

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Couple

Estaba nerviosa.
Tenía que admitirlo.
Durante la última hora no había parado de juguetear con sus manos frías mientras no podía apartar la vista del respaldo del asiento de delante.

Había agradecido que el chófer no hubiera dicho nada.

Se había negado.
Pero su novio, gracias a sus grandes dotes de manipulación y seducción, había conseguido que aceptara.
Y ahora estaba arrepentida.
Muuy arrepentida.

¿Qué iban a decir? ¿Damian les había contado sobre su relación? ¿La aceptarían?

Cómo iban a aceptarla...

Oh, sí. "Hola, señor Wayne. Soy la novia medio demonio de su único hijo"

Pues claro que la aceptarían...

Masculló para si misma y tomó aire. No podía pasarse así todo el viaje.
Las casi tres inquietantes horas de viaje atrapada en ese coche del infierno.

Damian, por su parte, también estaba nervioso. Aunque no se le notaba en nada. No sabía que diría su "familia" sobre Raven. Pero solo le quedaban 25 minutos para averiguarlo.

Miraba cada dos por tres a Raven por el ravillo del ojo. A ella se le notaba mucho más nerviosa.
Pero tuvo que convencerla para que lo acompañase.
Su padre lo había llamado para una misión. Y esa misión duraría semanas, y no quería dejarla sola tanto tiempo. O al menos sin sus ojos encima para protegerla. Así que no le quedó más remedio que traerla con él. Además, pensó que sería una buena oportunidad para presentarle a su familia a Raven.

"Eso, presentale a tu pobre e inocente novia a la loca de tu familia"

Lo peor es que estarían todos allí.
Todos.



Tenía que reconocer que la mansión verdaderamente era hermosa.
Con esa fachada de vieja pero muy bien conservada. Esas enredaderas subiendo por las paredes y las estatuas en lo alto que le daban un estilo gótico al edificio.
Era impresionante.

Agradeció en silencio el aire frío que se coló en sus pulmones al bajar del coche. Por fin fuera.
Su tranquilidad duró poco. Se acordó de que tenía que entrar ahí.

Damian se bajó después de ella. Aún se la notaba rígida y tensa.
Le cogió la mano y la miró tranquilizador. Obtuvo por respuesta algo parecido a una sonrisa nerviosa que lo hizo sonreír. Estaba tan mona en el papel de chica indefensa y asustada...


Alfred los recibió con un té en el salón de la mansión. Raven se permitió disfrutar de la vista de las paredes pulcras y las antiguedades que decoraban la sala mientras Damian no le quitaba los ojos de encima.

A los pocos minutos Raven sintió algo cambiar en el aura del salón. Otra aura fuerte e impenetrable que hizo que un escalofrío le recorriera desde la punta de los dedos de los pies hasta la cabeza.
Ya había tenido esa sensación antes.
Nada más ni nada menos que el murciélago.

No se atrevió a girarse. Puso toda su atención en la taza de té medio vacía entre sus manos.

Damian la miró una última vez antes de levantarse y saludar a su padre con la cabeza.

-Padre.
-Damian. ¿Está es Raven?

Damian asintió y volvió a sentarse.
Raven oyó cómo otro peso se sentaba justo enfrente de ella.

-Señor Wayne... - saludó con un hilillo de voz atreviendose a levantar la cabeza.

-Raven, ¿a qué se debe tu visita?

La pregunta la pilló desprevenida. Abrió mucho los ojos y empezó a redactar una respuesta en su mente.

"Soy la novia de su hijo. Sí. La hija del demonio que intentó destruir la Tierra el año pasado. "

Giró un poco la vista hacia su derecha. Suplicandole con los ojos a su novio que la ayudase.

-Quería presentarsela a todos- la rescató comprendiendola al instante.

Ella agradeció en silencio que aún tuvieran ese vínculo.

Vió cómo el padre del chico alzaba una ceja algo confuso.

-Mantengo una relación amorosa con Raven desde hace 6 meses.

Ya está. La bomba se había soltado. Y de una manera muy objetiva al parecer de Raven.

Damian esperó la respuesta o algún signo de su padre. Se arrepintió de haberlo dicho tan de pronto.

-¿6 meses?

-Sí.

-¿Y es contra su voluntad o...?

-¿Qué? No- levantó la voz el chico mientras una risilla por parte de su novia se escuchaba de fondo.

-Tranquilo, señor Wayne. Soy su novia por voluntad propia. No me ha obligado- sonrió.

-¡Oh, eso es fantástico, joven Damian! ¡Por fin siente algo por alguien más que usted! ¡Esta chica le hace mucho bien, no la deje escapar! - exclamó Alfred, que había estado feliz observando la anterior escena- Gracias, señorita Roth- continuó cogiéndole las manos a la confundida chica y estrechandolas- Bienvenida a la familia.

Damian se llevó las manos a la cara en un claro sonrojo.

"Empezamos bien... "







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